viernes, 25 de mayo de 2012

¿SE EMBOLATA LA LLAVE DE LA PAZ?


¿SE EMBOLATA LA LLAVE DE LA PAZ?

Popayán, 25 de mayo de 2012

En los propios bolsillos del Presidente Santos se refundió la llave de la Paz. Sin darse cuenta, Santos – con la ayuda de la guerrilla y de sus propias vacilaciones – le ha entregado nuevamente la iniciativa a Uribe y a la extrema derecha colombiana. De ser llave de la Paz se convirtió – por arte de la política – en cerrojo de la guerra.

El atentado contra el ex-ministro Fernando Londoño Hoyos – independientemente de la autoría – ha puesto en manos del “uribismo” el cerrojo de la guerra. Uribe ha ganado la iniciativa política. Rápidamente puso a la defensiva a Santos y ha obligado al presidente Chávez, en solidaridad con el primer mandatario colombiano y por motivación político-electoral, a tensionar sus fuerzas contra la guerrilla colombiana, lo cual coloca el escenario “patas arriba” frente a lo que sucedía con Uribe hace varios años.

Hace 6 años los gobiernos patriota y neogranadino se enfrentaban por causa de la guerrilla. Ahora se unen por ella. Mientras el gobierno de Uribe era aplaudido, el de Chávez era repudiado. Ahora, Chávez juega a la “mano dura” como muestra de respaldo a Santos, lo cual en Colombia no tiene mucha credibilidad, mientras que el gobierno de Colombia pierde reconocimiento en cuanto a estar haciendo bien la tarea contra-insurgente.

Son las paradojas de la lucha de contrarios. La polarización del país entre “uribismo contra-guerrillero” y un “santismo supuestamente dialogante” – así Santos sólo se haya decidido por el diálogo a nivel internacional –, va a invisibilizar a las fuerzas de izquierda que están quedando en un “sándwich de indefiniciones”.

Mientras que el uribismo juega inteligentemente aprovechando la nueva escalada de ataques desarrollados por la insurgencia armada y el atentado al ex-ministro, Santos vacila entre mantener amarrada la llave de la paz o hacer una propuesta clara y decidida sobre un posible acuerdo con la insurgencia.

Santos hace amagues, envía señales, se muestra dispuesto a negociar la paz con la guerrilla. La aprobación de la reforma constitucional, denominada “Marco jurídico para la Paz” es una de esas señales. Pero al no plantear con claridad los límites de esas negociaciones, le ha dado oportunidad al “uribismo” de poder colocar como parte de la reforma, en forma sofista y hábil,  aspectos que el pueblo colombiano – por ahora – rechaza tajantemente, como sería una amnistía o indulto y la posibilidad de que altos jefes de la guerrilla pudieran llegar a ocupar cargos de elección popular.

En ese sentido, a Santos se le ha embolatado en sus propios bolsillos la llave de la Paz. De tanto amagar con sacarla parece haberla perdido. Es más, con las jugadas políticas que ha realizado el uribismo y la ayuda militar de las FARC, más el respaldo de los comandantes retirados del Ejército, se tiende a reconfigurar el panorama que vivió Colombia a principios del siglo XXI, después del rompimiento de los diálogos del Caguán.

Respecto a la conquista de una Paz negociada hemos retrocedido en una semana lo que se había avanzado en un año y medio. El problema es que no se ha definido con claridad que tipo de Paz quieren los colombianos. Si es una “paz política”, una “paz con justicia social”, una “pacificación”, u otra fórmula que no ha aparecido.

La verdad es que mientras las fuerzas políticas en general – incluyendo a la izquierda y a la derecha – no construyan una sola fórmula sobre la base de un “acuerdo sobre lo fundamental”, la violencia en Colombia seguirá no sólo como está ahora, sino que se puede agravar a niveles ya vividos o peores.

Esto hace parte de la tensión controlada que le conviene al imperio y a las transnacionales. En ese terreno seguirán arrasando con el territorio y apoderándose de nuestras riquezas naturales. Es el conflicto manipulado del que salen beneficiados las altas cúpulas del ejército y toda clase de negociantes que hacen su agosto con la guerra.

Entre todos – víctimas de la guerrilla y de los paramilitares, militares y civiles, empresarios y políticos, ciudadanos de a pie – hay que reinventar la “Llave de la Paz”, pero no se puede dejar en los bolsillos de un presidente que a tres meses de cumplir su segundo año de gobierno no ha podido quitarse de encima la sombra del “dueño del cerrojo de la guerra”.

Lo que es cierto es que el conflicto armado seguirá ocupando un lugar central – medular y determinante – en la vida del país. Así algunos no lo crean.

viernes, 18 de mayo de 2012

LUCHA SOCIAL Y LUCHA POLÍTICA

Popayán, 18 de mayo de 2012

Todas las señales indican que Colombia entrará en una nueva fase de movilización social. Las protestas por uno u otro motivo están creciendo y los niveles de coordinación entre las organizaciones sociales y políticas están en pleno auge. La aparición de nuevas expresiones socio-políticas (Marcha Patriótica, Congreso de los Pueblos) es parte de ese proceso.

Motivaciones no hacen falta. Los temas con más acumulado social están relacionados con la conquista de la Paz, la crisis del sector de la salud, los servicios públicos, el desempleo y la precarización de las condiciones de trabajo, además del tema de la educación superior que quedó planteado desde el año pasado con la movilización universitaria, entre otros.


El gobierno de Santos, a pesar de los anuncios que ha hecho sobre generación de empleo, crecimiento económico, recaudación récord de impuestos, y ampliación de servicios estatales para los sectores más pobres y vulnerables de la población – restitución de tierras, reparación de víctimas, planes de vivienda gratuita, asistencia a los damnificados del invierno y otros – parece encontrarse en afujías presupuestales para cumplir lo prometido (no es casual que se esfuerce tanto para camuflar de progresista su reforma tributaria).


¡Es la hora de la movilización social! ¡Es el tiempo de la lucha directa!, se afirma con optimismo en los círculos de izquierda y en el seno de las organizaciones sociales. Algunos cambios en las cúpulas de las organizaciones populares (caso de la CUT) así permiten preverlo. Hasta el presidente de la CGT (quien es gobiernista) se muestra opuesto a algunas políticas laborales del gobierno (pensiones y otras), lo que ya es un buen indicador.


En Colombia tenemos una rica experiencia en movilización social pero la característica a resaltar es su profunda dispersión. Desde 1977 no se realiza en Colombia un paro general de trabajadores o un Paro Cívico de connotaciones nacionales. ¡35 años de luchas sectoriales sin contundencia nacional! Eso es mucho, y en ello tiene gran influencia y responsabilidad la dispersión y la poca capacidad de unión de la izquierda.


Por ello, ante el despertar del movimiento juvenil universitario en octubre de 2011 muchas personas lo elevaron a categoría de histórico, ya que en gran medida es uno de los pocos movimientos nacionales que hemos tenido en las últimas décadas. ¡En buena hora!


Para que el nuevo ascenso de las luchas sociales signifique una efectiva acumulación de fuerzas que no sólo ponga en entredicho la estabilidad del gobierno de “unidad nacional”, sino que cuestione y afecte la hegemonía política de las clases dominantes, es necesario que dichas acciones superen las grandes limitaciones que hemos tenido en el pasado.


Para hacerlo se debe teorizar sobre el movimiento social, derrotar una serie de mitos, incomprensiones y desviaciones, que están en la base de nuestras frustraciones. En ese análisis de la relativa debilidad del movimiento social en Colombia debemos anotar falencias de carácter político y conceptual que contribuyen con esa situación.


El tema crucial vuelve a ser la relación entre los social y lo político. Lo que hoy ocurre en el mundo debería servirnos de lección. En los países árabes y europeos los partidos políticos más organizados (musulmanes en Túnez y Egipto, socialistas en Francia y Alemania) son quienes están canalizando las protestas populares que derrocaron a Ben Alí y Mubarack, y la inconformidad con la gestión económica de la derecha en Europa.


En Colombia, a la par que se desarrollen importantes movilizaciones sociales es muy importante que las izquierdas se unifiquen. No sólo para canalizar acertadamente los efectos de las protestas sino para que haya consenso al estimularlas, con tacto y respeto, con pluralismo en el manejo de las relaciones con las organizaciones sociales, respetando la relativa autonomía e independencia que debe caracterizar al movimiento social, para que estas luchas sean contundentes y masivas.


Sólo si la izquierda se unifica – no para hacer proselitismo al interior del movimiento social – sino para ayudar a colocarle contenido político y orientaciones claras, se podrá aprovechar la nueva oleada de protestas que se avecinan para no sólo afectar la estabilidad del gobierno santista sino para retomar con un ritmo creciente y permanente el fortalecimiento del movimiento social, no para que éste reemplace a las organizaciones políticas (como algunos pretenden) sino para retroalimentarse mutuamente.    


La tarea está sobre la mesa. Si las organizaciones políticas de izquierda y democráticas colombianas se unifican al calor del movimiento social, si hacen a un lado sus apetitos burocráticos y despliegan una acción unificada en torno a los problemas acuciantes que sufre la sociedad colombiana (conquista de la Paz; cambio del modelo de la salud; educación superior gratuita, de calidad y a cargo del Estado), de seguro se llegará al 2014 en condiciones para enfrentar con fuerza y dignidad la reelección de Santos.
Tal acción permite acumular fuerzas y prepararnos para que en 2019 podamos – ciertamente – celebrar con fuerza y unidad, la Segunda Independencia de Colombia.     

jueves, 3 de mayo de 2012

UN “POPULISMO DE DERECHA” SACA LA CARA EN AMÉRICA LATINA


UN “POPULISMO DE DERECHA” SACA LA CARA EN AMÉRICA LATINA
Popayán, 3 de mayo de 2012
Como estaba previsto en anteriores artículos[1] un “progresismo populista de derecha” va apareciendo en América Latina. En Cartagena se oficializó esta nueva presentación política de la Gran Burguesía Latinoamericana (trans-nacionalizada). Hizo aparición – en cabeza del presidente colombiano Juan Manuel Santos –, asumiendo la forma de un falso “regionalismo” que no renuncia a sus postulados neoliberales.
Es un fenómeno nuevo que tiene como factor principal que los pueblos y los trabajadores del mundo entero – y especialmente de la región – siguen girando hacia la izquierda.
Es una reacción parecida a la que asumieron los capitalistas, especialmente en Europa y EE.UU. frente al avance del comunismo y el socialismo en la primera mitad del siglo XX. Una nueva versión de “liberalismo social” ha aparecido en América Latina.
Sin embargo, la crisis económica no les permite más que diseñar planes de gobierno con exclusividad para “poblaciones vulnerables”, que asumen la forma de “filantro-capitalismo”[2] como bien lo define el profesor Renán Vega Cantor. Para el resto de la población no tienen nada que ofrecer, más que medidas regresivas que agudizan la sobre-explotación del trabajo, presentadas con bombos y platillos como políticas “para la conectividad y la prosperidad”.  
¿Qué hacer frente a esta realidad y a este nuevo reto para los pueblos y los trabajadores de América Latina?
Tres son las alternativas posibles: Mostrarse indiferentes e incrédulos asumiendo una especie de enconchamiento que lleva al aislamiento; plegarse a su política como le está ocurriendo a algunos sectores del sindicalismo colombiano lo que significa una entrega y plena cooptación; o ponerse a la par con dicha política empujando políticas nacionalistas y de carácter social sin ningún temor ni complejo.
En Colombia
Es evidente que cuando Santos le concedió el cargo de vice-presidente a Angelino Garzón, no fue sólo una decisión coyuntural de impacto electoral sino que correspondía a la implementación de un proyecto político de más largo aliento que lo iba a separar inevitablemente de Álvaro Uribe.
El proyecto es rehacer al Partido Liberal y darle un cariz “progresista”. Son innumerables las señales que van en ese sentido. Van a retomar la experiencia de México con el PRI, al cual han “modernizado” para ponerlo a competir exitosamente con el Partido de la Revolución Democrática PRD, y están asimilando (adecuando) en la forma, algunos de los planes y programas sociales implementados por los verdaderos gobiernos progresistas de la región.[3] 
Para los sectores de izquierda en Colombia los retos son enormes. O se construye un partido progresista – el Partido de la Constitución de 1991 – con clara identidad de izquierda pero abierto, moderno, incluyente, que reivindique un nacionalismo de cara a la globalización, mantenga el énfasis social pero sin caer en el paternalismo “estatista”; o se le deja abierto el camino al Partido Liberal renovado con el “santismo” para que cope ese amplio espacio que ha dejado vacío el Polo Democrático Alternativo.
La respuesta
Negar el “viraje cosmético” que la oligarquía ha diseñado en cabeza de Santos es cerrarse a la banda. Es lo que viene haciendo el sector mayoritario del Polo Democrático Alternativo, camino por donde no deberían transitar las nuevas tendencias de izquierda que se están configurando.
Ese enconchamiento – no reconocer las diferencias entre Santos y Uribe – lleva a que finalmente los extremos se junten, y que un sector del Polo termine, aparentemente, al lado del uribismo en las críticas al actual gobierno.
Plegarse a la política de Santos es lo que ya ha hecho un sector del “centro” (los Garzones, etc.) y para donde quieren jalar algunos sectores del “progresismo” que tienen afanes burocráticos y necesidades materiales, cayendo en el oportunismo abyecto.
Si en vez de darse un nuevo tipo de reagrupamiento se produce un mayor distanciamiento entre las tendencias de izquierda que están en pleno despliegue, la configuración de fuerzas a nivel nacional tendrá, de un lado, en el gobierno al “liberalismo-santista”, y en la oposición al uribismo y a la izquierda “balcanizada” en 3 o 4 fracciones.
Así la izquierda colombiana no tendrá la oportunidad de competir por ser gobierno y por ser poder en el corto y mediano plazo.
En América Latina
El mismo fenómeno puede ocurrir en América Latina. La burguesía latinoamericana (trans-nacionalizada) representada por el bloque México-Centroamérica-Colombia-Chile va a seguir tratando de jalonar a gobiernos progresistas de izquierda relativamente débiles (El Salvador, Perú, Paraguay, Uruguay) para neutralizar a gobiernos como los de Brasil y Argentina, y eventualmente confrontar con mayor fuerza a los gobiernos del ALBA.       
Las nacionalizaciones de empresas españolas en Argentina y Bolivia vienen a ser las respuestas precisas y correctas a tal política. Así sean todavía medidas parciales, no propiamente “expropiaciones” como las calificó despectivamente Santos, sin embargo apuntan en la dirección correcta para obligar a los falsos “progresistas” a que se quiten su falsa careta “regionalista” y muestren ante los pueblos su verdadera faz pro-imperial.
Por ello, a los sectores de izquierda que piden en este momento medidas más extremas, que tienen que ver con renunciar al “extractivismo” o romper totalmente con el mundo globalizado (así éste sea chino, ruso o iraní) hay que informarles que la independencia y autonomía latinoamericana es realmente precaria, que no es un problema sólo de voluntad, sino que tiene que ver con la inestabilidad económica del mundo y no se puede jugar a quedar completamente aislado como sucedió con Cuba, que tenía por lo menos en 1959 el respaldo de la URSS.
Es el momento de “hilar delgado”. Frente a un “neo-populismo burgués-progresista” la única alternativa es profundizar el “desarrollismo endógeno” liderado por Estados nacionalistas y democráticos que no les tiemble la mano para explotar nuestros recursos naturales – en alianza con las nuevas potencias emergentes (BRICS) –, respetando la naturaleza y los derechos de los trabajadores y las comunidades rurales comprometidas, a fin de financiar y sostener económicamente las revoluciones de independencia que están en pleno desarrollo.
Sólo así se podrá responder a una oligarquía regional latinoamericana que sólo espera un pestañear de ojos de los gobiernos revolucionarios para reafirmar su alianza imperial para recuperar lo que han perdido.
Santos juega a varias bandas, nosotros debemos jugar en la banda correcta.

 


[2] Ver: Renán Vega Cantor, “Ecos de la Cumbre de las Américas – Filantropicapitalismo”:http://www.rebelion.org/noticia.php?id=148502
[3] Caso del programa de construcción de viviendas que se ha “inventado” Santos en Colombia recogiendo algunos componentes del Plan de Vivienda desarrollado por el presidente Lula en Brasil.

jueves, 19 de abril de 2012

IZQUIERDA COLOMBIANA: DISPERSIÓN Y REAGRUPAMIENTO

IZQUIERDA COLOMBIANA: DISPERSIÓN Y REAGRUPAMIENTO

Popayán, 19 de abril de 2012

La izquierda colombiana – especialmente el Polo Democrático Alternativo – entró en una creciente etapa de dispersión. Es – a la vez – una nueva fase de reagrupamiento en torno a proyectos alternativos. Puede traer resultados positivos o negativos de acuerdo a la madurez o inmadurez con que se maneje el proceso de separación y/o nuevas unificaciones.

La dispersión puede ser mediante separaciones tranquilas o – como ya ocurrió en el caso de Petro –, traumáticas y conflictivas. También, depende de la forma como se aborden los nuevos reagrupamientos que pueden ser uniones por conveniencia o reagrupamientos auténticos y creativos.

Es difícil – se entiende – reconocer la necesidad del divorcio. Sin embargo, la mejor forma de actuar, la más sana, es aceptar la realidad. Para ello es necesario remitirse a las causas que provocan tal situación. Dichas causas se pueden clasificar entre aquellas que vienen desde el momento del “casorio”, y las que se relacionan con el proceso de vida en común.

Las primeras se refieren a las condiciones en que se une la “pareja”, si es un matrimonio por conveniencia, concertado por intereses materiales de los contrayentes o de sus allegados, o si es una unión “integral”, fruto de una aceptación plena y madura.

Las segundas tienen que ver con la vida “matrimonial”. Pueden ser de acercamiento armónico (etapa de conocimiento mutuo, de construcción de lazos de afecto, conquista de logros conjuntos y comunes, etc.) o de distanciamiento creciente (donde se alimentan celos, enfrentamientos, desamores, rivalidades, etc.). Por lo general, ambos tipos de comportamiento se manifiestan en forma entrelazada y compleja, agudizando y tensionando las “situaciones de equilibrio inestable”[1].

El matrimonio por conveniencia y sus consecuencias

En el caso del Polo Democrático Alternativo los problemas vienen desde el momento mismo de su conformación. Fue un matrimonio múltiple por conveniencia. Todos los sectores comprometidos ganaban con el acuerdo marital – provocado y motivado por la aprobación de la reforma política de 2003 –. Consecuentemente, todos los sectores obtuvieron logros y beneficios iniciales.

Una de las mayores deficiencias que tuvo el acuerdo de vida jurídica en común, fue que mientras unos sectores le dieron máxima importancia a los postulados programáticos (propósitos del matrimonio, “ideario”), otros sectores – más pragmáticos – no se preocuparon al detalle del asunto. Éstos últimos que estaban en ese momento más preocupados por asuntos prácticos de la política electoral (Alcaldía de Bogotá, etc.) se dejaron llevar al terreno de construir un contrato (“ideario” y estatutos) que correspondía a una especie de matrimonio canónico (“sólo la muerte nos separa”), mientras que el proceso en desarrollo solo daba para establecer un “frente electoral” (oficializar y reglamentar el matrimonio por conveniencia).

En realidad las condiciones y la calidad de las fuerzas y relaciones establecidas sólo daban para realizar un matrimonio civil y “moderno” – con cláusulas precisas y claras respecto de las condiciones para la separación y otros asuntos relacionados (capitulaciones) –, lo que hubiera permitido una convivencia más libre, flexible, basada en confianzas en construcción y no en principios y propósitos absolutos propios de un partido completamente estructurado.

En los matrimonios entre las personas pasa que entre más libertad haya para la separación más posibilidades de mantenerse unida tiene la pareja, mientras que en las relaciones “cerradas”, donde las ataduras legales y los intereses en juego maniatan a las personas, la convivencia se deteriora a niveles inimaginables. Esto último fue lo que sucedió en el Polo.

Es decir, no fuimos conscientes de que el matrimonio era por conveniencia, idealizamos la unidad (el supuesto amor), y construimos un contrato que sólo una parte de los cónyuges se leyó hasta en la letra menuda. Error de apreciación y valoración inicial.

Aquí existe una gran paradoja. Mientras que la pareja que exigía un contrato detallado y “bien molido” nunca estuvo dispuesta a entregar sus activos y pertenencias a la unión conyugal (el MOIR y el PCC nunca han estado dispuestos a diluirse), la otra pareja (PDI) en medio de su pragmatismo – que en este caso fue una especie de liberalidad irresponsable – diluyó sus fuerzas con cierto desparpajo, conscientes sí de que sus mínimos ideales y sus activos militantes afectivos estaban construidos desde mucho tiempo atrás (vida y experiencia adquirida en el M-19 y en otras experiencias políticas).

Son paradojas de ésta interesante experiencia política, que bien asimilada nos puede enseñar mucho hacia el futuro.

La convivencia

Viene la etapa de convivencia. En una primera fase ésta unión de hecho y de derecho estaba representada por dos personas supremamente preparadas, maduras, inteligentes, idealistas y a la vez prácticos. Ello se convirtió en una verdadera luna de miel para el Polo y en una esperanza para el pueblo colombiano.

Carlos Gaviria Díaz y Antonio Navarro Wolf, no eran dos novios enamoradizos que se dejaran llevar por el arrebato. Ellos sí que entendían bien su casamiento. Ambos colocaban idealismo, principios, generosidad; se entregaron con alma y cuerpo a armar la estructura, a construir el partido, creyendo de verdad en el proyecto. Cada uno con su estilo y método, con su visión democrático-liberal y una alta carga espiritual y social, aportaron lo mejor de sí mismos a la tarea sublime de organizar a los verdaderos demócratas y al pueblo colombiano en un proyecto político con perspectivas de gobierno y poder.

En la práctica el matrimonio por conveniencia – en cabeza de estas dos figuras de la izquierda colombiana – empezó a consolidar el matrimonio, aunque por dentro, y esa es una de las causas visibles del resultado final, cada uno de los sectores y demás personalidades que estaban comprometidos en ese matrimonio, no lograban asimilar los diversos comportamientos y procesos que hacían viable – hasta entonces – la experiencia conjunta.

Pasa como en los matrimonios inicialmente exitosos. La unión de intereses catapulta los esfuerzos de cada cual, y cada uno obtiene triunfos significativos (Alcaldía de Bogotá, importante votación a la presidencia, acceso a diversos cargos de elección popular), pero a la hora de compartir esos logros se dan cuenta que tienen convicciones y formas de ver el mundo de manera diferente.

Podríamos decir que en la hora de compartir lo logrado es donde aparecen las desavenencias. ¡El matrimonio no maduró! ¡No se estaba preparado para el éxito! ¡Faltó pasar por las penurias para consolidar la unión! A la hora de ser gobiernos – locales y regionales – y de ejercer funciones administrativas y políticas… ¡saltaron las diferencias![2]

Después, lo que ocurrió ya lo sabemos todos. Antonio Navarro Wolf, sin que se discutiera en colectivo, prefiere irse a hacer política y administración en Nariño. Su lugar lo ocupa – en medio de empellones con otros dirigentes provenientes del PDI – Gustavo Petro. La otra cabeza de la pareja, Carlos Gaviria, no se entiende con su reemplazo. Es importante anotar que nunca se oficializó esa sucesión mediante algún tipo de acuerdo. Por el contrario, desde el principio se presentaron roces y desavenencias frente a una serie de comportamientos no consultados ni acordados – especialmente la actitud de Petro frente al conflicto armado –. Es así como poco a poco Carlos Gaviria termina por alinearse al lado de quienes inicialmente conformaban Alternativa Democrática AD (MOIR, PC y otras agrupaciones).

La aparición de los hijos

Ante la ausencia de Antonio Navarro, la cabeza bipartita del Polo Democrático Alternativo se resquebrajó. No se mantuvo el balance inicial que garantizaba ciertos niveles de equilibrio dinámico. Mientras tanto, los hijos del matrimonio – todos “entenados”, es decir obtenidos por cada sector en casamientos anteriores –, van asumiendo mayor protagonismo y se inicia una alocada carrera por la “sucesión”. El I Congreso del Polo fue una expresión de esa lucha.

Así, en ese ambiente de rencillas, cundió el desorden. Llegó a la Alcaldía de Bogotá Samuel Moreno, quien en medio de la disputa también quiso construir su propia carrera hacia la Presidencia de la República, y como el matrimonio estaba en plena disputa, nadie se apersonó de controlarlo, de exigirle un mínimo de comportamiento acorde con el contrato (“Ideario”), y así sucedió lo que tenía que suceder.

Esta situación que se presentaba a nivel nacional – de una u otra manera – se replicaba en las regiones y localidades. Cada sector trabajaba para su grupo y supuestamente para el Polo. No se construyeron relaciones estrechas, trabajos y logros verdaderamente conjuntos y colectivos. Y así, la lucha por monopolizar las conquistas y espacios que se fueran obteniendo enfrentaron a los hijos y herederos del proceso.

Siguiendo con la analogía del matrimonio, éste no produjo hijos “propios”. Por el contrario, cuando ya era evidente que ese maridaje no duraba mucho, en las últimas elecciones (2010) se arrimaron nuevos parientes para participar y aprovecharse de los últimos réditos que podía producir el proyecto en sus últimos días de esplendor. Y así fue, así ocurrió. Hoy, ya no están o si están lo hacen formalmente por el problema del aval.

El panorama actual

En términos generales hemos descrito lo ocurrido con el Polo Democrático Alternativo, porque de alguna manera en ese proyecto fincamos las esperanzas o estuvimos a la expectativa todas las fuerzas y personas que nos consideramos de izquierda en Colombia. Incluso, personalidades y sectores de diversas tendencias políticas – no propiamente de izquierda – también estuvieron expectantes sobre el devenir y el futuro del proceso.

Hoy el panorama – mirado en su conjunto y en forma sintética – se está configurando de la siguiente forma:

1. La pareja inicial (PDI-AD) terminó separada. Algunos parientes “se abrieron” sin hacer mucho ruido. Lucho Garzón lo hizo una vez salió de la Alcaldía de Bogotá. Otros como Angelino Garzón, de tiempo atrás ya había mostrado que podía pasar sin mayor rubor de una familia a otra, cuadrándose con quien mejor oferta le hiciera. “Gajes de la política”, dirá cínicamente.

2. Una parte pequeña del PDI (Anapistas, Dussán y otros), se quedaron en el Polo al lado del MOIR y una parte del PCC. Éste último partido está sufriendo su propio viacrucis fruto de haber estado dentro del gran matrimonio sin ser consciente de todos los riesgos y sin darse cuenta de que nuevas fuerzas sociales reclaman nuevos desarrollos políticos.

3. Los demás grupos que provienen de otras tendencias políticas nacionalistas, socialistas, etc., se están arrimando paulatinamente a dos procesos socio-políticos con alto contenido social (Congreso de los Pueblos y Marcha Patriótica) que aspiran a recoger algunos de los resultados (haberes, elaboraciones, influencias) que fueron fruto del proceso del Polo o que han venido construyendo por cuenta propia.

4. El grueso del PDI - que salió con Petro – ya tienen la figura de “movimiento progresista” con un origen netamente ciudadano. Están en el proceso de asimilar lo ocurrido y de organizar su propio proyecto político. Dependen en gran medida de los resultados del ejercicio que pueda realizar Petro en el Distrito Capital, lo cual puede facilitar que el proyecto nacional se vaya consolidando paulatinamente desde las regiones, y que después de todo lo sucedido se afronte la construcción de “Progresistas” mediante un proceso más meditado y pausado.

5. En el caso de otros sectores que estuvieron a la expectativa de integrarse al Polo pero que por motivaciones de diverso tipo no dieron el paso (liberales, ASI, comunales, verdes), ya están en el proceso de búsqueda de una alternativa política conveniente.

Algunas reflexiones para el futuro inmediato

Lo que estamos describiendo es lo que ocurrió y está en pleno desarrollo. No se trata de “echar culpas” y “rasgar vestiduras”. “A lo hecho pecho”. Ante los nuevos reagrupamientos debe haber el mayor respeto y consideración, alimentando desde un principio una actitud de solidaridad y comprensión.

Al fin y al cabo, Colombia como Latinoamérica es fruto de un desarrollo complejo, desigual, no lineal. Nuestra composición étnica es diversa, el desarrollo económico es desigual en las regiones, hemos vivido etapas y tiempos de desarrollos superpuestos, y las diversas clases y sectores de clase se manifiestan por medio de diferentes propuestas políticas. Es natural que existan muchas tendencias, el arte es juntarlas para cada coyuntura de acuerdo a las necesidades del movimiento.

“No pudimos en éste nuevo intento”. Sin embargo las necesidades políticas del pueblo para enfrentar los graves problemas que estamos viviendo deben hacernos reflexionar para que nuevos procesos de unidad puedan fructificar en beneficio de las mayorías nacionales.

Lo principal es aprender de la vida, de la experiencia. La izquierda colombiana – a pesar de estar pasando por un mal momento – muestra, con la aparición de otras propuestas alternativas (Congreso de los Pueblos, Marcha Patriótica y “Progresistas”) que tiene las suficientes reservas para reconstituir un proyecto en el que indudablemente estará el Polo Democrático Alternativo, que a pesar de los deslizamientos que pueda tener, mantiene fuerzas cohesionadas que no van a dejar perder sus principales herencias y van a tratar de ponerse a la altura de los retos.

La principal lección tiene que ver con los errores y equívocos que surgen de querer construir estructuras “cerradas” cuando la vida nos viene demostrando que los sistemas vitales, sociales y mentales requieren de estar en permanente retro-alimentación con el entorno. Es indispensable entender que los “equilibrios” sólo son temporales, que las energías acumuladas inevitable y permanentemente entran en fases de “disipación”, y que por lo tanto, debemos estar en disposición de morir a diario y vivir en una especie de “desequilibrio moderado y controlado”.

En América Latina frente a los bloques de poder oligárquico e imperial han triunfado movimientos plurales, coaliciones de diferentes sectores que en unas partes asumen la forma de “movimiento”, en otras de “frente”, en los que unos sectores y/o personalidades más preparados para interpretar los intereses y el “estado” de las masas populares, los han liderado, pero en donde los demás sectores están a la expectativa de relevarlos en el momento más conveniente.

Es la lucha de contrarios. Es el desarrollo de “complejidades no lineales” que deben ser entendidas en toda su dimensión para apuntar al eslabón que controla toda la cadena durante un momento – un tiempo – y que, así mismo, es seguido de otros momentos – otros tiempos –. Si entendemos esas temporalidades, podremos acertar y darle continuidad a nuestros esfuerzos y aciertos.

La tarea del momento es realizar bien los reagrupamientos, sin vanguardismos y descalificaciones a los otros proyectos políticos. Asimilar las duras lecciones del pasado, afrontar y compartir los espacios y luchas del movimiento social con mucha madurez y apertura mental (ejemplo que ya nos dieron los estudiantes), no despreciar ningún campo de acción de la izquierda en donde podamos arrebatarle poder a la oligarquía, saber que nuestro país es hoy mayoritariamente urbano, donde han aparecido nuevos sectores sociales como los trabajadores “precariados” y el “proletariado informalizado” que requiere en las ciudades y centros urbanos de trabajos políticos de nuevo tipo, que todos podemos crecer y multiplicarnos siempre y cuando aprendamos y nos dejemos conducir de nuestro pueblo, que a diario envía mensajes de urgencia pidiendo espíritu amplio, flexibilidad, comprensión humana y capacidad crítica.

La aparente dispersión puede ser transformada rápidamente en un nuevo tipo de unidad, más respetuosa y creativa, en donde cada fuerza identifique sus fortalezas y potencialidades así como sus debilidades y amenazas. No es difícil darle un vuelco a la situación, todo depende de la generosidad y de la convicción que le pongamos.

Esperamos que este aporte contribuya con esa tarea.



[1] En realidad todas las situaciones de la vida material, física, social, mental, son de “equilibrio inestable”. Ver: “Termodinámica y complejidad. Una introducción para las ciencias sociales y humanas” de Carlos Eduardo Maldonado. http://www.carlosmaldonado.org/articulos/Termodinamica.pdf


[2] El tema de “cómo ha gobernado el Polo” no se ha explorado y estudiado suficientemente. Pero sí es un tema a profundizar dado que ha sido un Talón de Aquiles para la izquierda colombiana y está en el centro de los debates de los movimientos democrático-nacionales del continente americano.

lunes, 16 de abril de 2012

LA ALIANZA BOLIVARIANA “ALBA” NO AGUANTÓ EL VOLTAJE

LA ALIANZA BOLIVARIANA “ALBA” NO AGUANTÓ EL VOLTAJE

Popayán, 16 de abril de 2012

La Cumbre de Las Américas fue una prueba no superada por la Alianza Bolivariana para Las Américas ALBA. Tres posiciones salieron a relucir antes, en y después de realizada la Cumbre en Cartagena.

Evo Morales fue el único presidente del ALBA que resistió el alto voltaje a que se llegó en éste evento continental. Correa jugó mediante la ausencia, con lo cual reforzó la exigencia expresada por Santos en su discurso inaugural en donde afirma que “sería inaceptable otra cita hemisférica sin una Cuba presente”[1].

Venezuela y Nicaragua jugaron a medias. Las delegaciones estuvieron presentes pero los presidentes no asistieron. Se auto-excluyeron dejándoles el encargo a sus cancilleres que no sabían qué hacer. Al final se los vio – por un lado – a la cola de Santos, y por el otro, refunfuñando frente a la soberbia de los vetos imperiales. Poco de estrategia y de efectividad.

Quien sacó en verdad la cara por el bloque latinoamericano fue Dilma Russef, la presidenta de Brasil, quien acusó de frente a los EE.UU. y a Europa de estar exportando su crisis económica hacia América Latina, inundando de dólares baratos a la región en detrimento de la estabilidad monetaria de nuestros países. Ella sí que apunta a la yugular.

Santos – a pesar de no haber logrado ningún consenso sobre los temas álgidos (Cuba, Las Malvinas y lucha contra el narcotráfico) – se apunta su primer gran triunfo, al erigirse como una figura alternativa frente a EE.UU., como se había previsto en anteriores artículos[2]. Además, a nivel interno logra un gol que ya estaba cocinado, como era la visita bilateral de Obama y sus anuncios sobre el TLC y otros temas menores.

Obama es el gran damnificado. Así no se haya movido un ápice en sus posiciones frente a los temas sensibles, la presión que tiene por la campaña electoral lo mantuvo inmóvil. Sólo se dedicó a sacar el balón de su portería. Deja el sabor de haber sido sacudido por una avalancha de jugadores que ya no se alinean en su equipo y que prefieren actuar – como lo hizo Santos en su alocución inicial –, del otro lado del campo de juego.

Lastimosamente un actor tan importante como la ALBA no fue capaz de enfrentar el reto con sus titulares. Prefirieron jugar al W (Correa), colocar a sus suplentes (Venezuela y Nicaragua) y dejar sólo a Evo, quien por más que practica el futbol sintió la ausencia de sus coequiperos.

El reto lo ha colocado la Gran Burguesía Latinoamericana. Dilma Russef se erigió como la líder de la región, sacó su casta, pero el ambiente que quedó es que han aparecido nuevos competidores en el entorno y que ya no basta con la retórica anti-imperialista.

Ahora es frente a frente. O se lidera con convicción y sin complejos, o le dejamos el escenario a quienes vienen a sacarnos del partido. El frente social de los pueblos no se sintió representado por los presidentes pero tampoco jugó con peso ni adentro ni fuera del estadio. Nos toca afinar. Adentro y “por arriba” se puede actuar; afuera y “desde abajo” también.

Pero hay que tener claridad política para poder interpretar bien los papeles. ¡Otra vez será!



[1] Discurso de Juan Manuel Santos en la VI Cumbre de Las Américas:

[2] Ver: “La Gran Burguesía Latinoamericana propone una tregua” y “Cogerle la caña a Santos”.

jueves, 5 de abril de 2012

EL POSIBLE DEVENIR DE LA IZQUIERDA COLOMBIANA

EL POSIBLE DEVENIR DE LA IZQUIERDA COLOMBIANA

Popayán, 5 de abril de 2012

Los últimos acontecimientos relacionados con el Polo Democrático Alternativo muestran lo que va a ser el devenir de la izquierda en Colombia en el futuro inmediato. Lo que acá se prevé no se plantea en el sentido de si es positivo o negativo, es lo que se ve venir.

¿Cuáles son los hechos?

1. La salida de Gustavo Petro quien garantizaba la presencia y actuación de diversas tendencias políticas que hicieron parte del denominado “Polo Democrático Independiente” PDI, algunas de las cuales tenían origen en el M-19 y en la Alianza Democrática AD-M19.

2. La imposibilidad de hacer un balance interno conjunto, sacar lecciones y avanzar sobre nuevos presupuestos, ha sido la constante durante los últimos años. Ello se quiere resolver con la convocatoria de una “conferencia ideológica” que no tiene claridad en sus objetivos y propósitos.

3. Paralelamente a esta situación y como consecuencia de la “crisis del Polo”, se han ido aglutinando una buena cantidad de dirigentes sociales y políticos en procesos paralelos y alternos al Polo que muy seguramente se constituirán en proyectos políticos nacionales (si no lo son ya por lo menos en la intención). Ellos son:

a) La tendencia o corriente democrática progresista. Por ahora, pendiente de la administración de Petro en Bogotá y de otros gobiernos locales. Los dirigentes de esta tendencia discuten actualmente la forma de convertirse en un movimiento o partido político con un perfil claramente democrático-liberal-nacionalista que podría denominarse el Partido de la Constitución del 91.

b) El Congreso de los Pueblos. Es un proceso organizativo que surgió de la dinámica de la Minga de Resistencia Social y Comunitaria que tuvo su auge en octubre de 2008. Aglutina en su seno importantes experiencias de organización y movilización socio-política de diversas partes del país, especialmente del suroccidente colombiano, pero ha conseguido estructurarse en Bogotá y otras regiones. Este proceso surge frente a las experiencias negativas obtenidas por el movimiento social en el terreno electoral. Se nota una marcada tendencia abstencionista.

c) La Marcha Patriótica. Es un proceso similar al anterior pero en el que convergen procesos y dirigentes políticos con influencia del “Movimiento Bolivariano”, que está orientado a impulsar una nueva versión de la Unión Patriótica. El núcleo dinamizador de la marcha patriótica es liderado por dirigentes críticos de la acción política legal-institucional y “parlamentarista” del Partido Comunista y del mismo Polo.

Tal parece que es inevitable que vuelvan a aparecer las tendencias que hacen parte de los procesos de independencia y liberación nacional de los países latinoamericanos. Habrá que aceptar que durante un tiempo, cada una de esas tendencias desarrollen su propia dinámica política y organizativa, y en la medida que las necesidades del movimiento lo exijan, deberán juntarse para abordar las tareas que la vida impone (en gran medida, lo que ocurre al interior del movimiento estudiantil es una primera muestra de esa “unidad de acción”).

¿Cuáles son las tendencias que han marcado las luchas populares?

Si se mira hacia atrás vamos a encontrar los gérmenes de las actuales tendencias existentes en el movimiento de izquierda en Colombia. El problema no es que existan tendencias y orígenes diversos, el problema es nuestra incapacidad de “unir a todas las fuerzas susceptibles de ser unidas”[1].

Se podrían identificar dos grandes corrientes iniciales: la socialista-revolucionaria (PSR) fundada en los años 20 en medio del auge del movimiento obrero y popular, y la comunista-liberal (PCC) que se desarrolló a partir de los años 30 en alianza con el oficialismo del partido liberal durante la “revolución en marcha” liderada por Alfonso López Pumarejo.

La tendencia socialista aparentemente se perdió pero volvió a aparecer con el movimiento de Gaitán en la década de los años 40s del siglo pasado (XX), que paradójicamente se desplegó al interior del mismo partido liberal en su vertiente más popular (ello explica que el Partido Comunista haya apoyado en 1946 al candidato oficialista liberal Gabriel Turbay), y más adelante le da vida a diversas vertientes de la insurgencia diferentes a las FARC, entre las que se destacan el ELN y el M-19.

La tendencia comunista-liberal se divide a partir de los años 60s del siglo pasado por efecto de la influencia de las vertientes del comunismo internacional entre quienes siguen la línea soviética y la línea sino-maoísta, que a su vez se sub-divide entre quienes escogen la táctica de la lucha armada prolongada (ML’s) y quienes rechazan esa táctica por considerarla “aventurerismo guerrillerista guevarista”[2] (MOIR).

Las actuales tendencias tienen en su formación genética los elementos políticos que los enfrentan.

Hacia adelante

Se puede prever que las diversas tendencias van a mantenerse y consolidarse en el corto plazo. La ausencia de condiciones al interior del PDA para que se desarrolle un debate consistente y serio, determina que ese sea el devenir inmediato. Será un proceso de relativa dispersión pero a la vez se constituye en un nuevo tipo de reagrupamiento. Podría afirmarse que como sucede en la vida, una buena separación o divorcio es mejor que una convivencia forzada y poco creativa.

Lo ideal sería que el PDA abriera espacios suficientes, amplios y maduros, para abordar con consistencia y permanencia los debates que no ha dado la izquierda colombiana que tienen que ver básicamente con la estrategia democrático-revolucionaria del siglo XXI. Sin embargo, al no existir las condiciones internas se debe abordar ese debate en espacios de nuevo tipo.

Hay que oficializar ese debate. Que aparezcan estudios y análisis teóricos y políticos que aborden los diversos aspectos de la lucha revolucionaria en Colombia. Que las experiencias que se están desarrollando en la práctica – ya sea desde gobiernos alternativos o desde el movimiento social – sean puestas al servicio de la lucha y comprensión ideo-política de todos los sectores en que se está reconfigurando la izquierda en Colombia.

Las condiciones están maduras para ese debate. Además, es de una imperiosa necesidad.



[1] Petición insistente del sacerdote Camilo Torres Restrepo expresada en sus diversos discursos llamando a conformar un "Frente Unido".

[2] Definición clásica de Francisco Mosquera, fundador del Movimiento Obrero Independiente y Revolucionario MOIR.

sábado, 24 de marzo de 2012

América Latina: ¿Replanteamiento burgués frente a segunda oleada democrática?

América Latina: ¿Replanteamiento burgués frente a segunda oleada democrática?

Popayán, 24 de marzo de 2012

En la Cumbre de las Américas que se llevará a cabo en Cartagena (Colombia) entre el 9 y el 15 de abril se protocolizará un nuevo tipo de relación entre el gobierno de los EE.UU. y la Gran Burguesía Latinoamericana GBL (“trans-nacionalizada”) en donde por primera vez en la historia del continente, la iniciativa no la va a tener totalmente el gobierno de Washington.

Tal planteamiento no corresponde a expectativas falsas ni a ilusiones. Son hechos los que conducen a esa conclusión. Debe quedar claro que ese viraje – que es una verdadera re-conducción política – que tímidamente está perfilando la burguesía latinoamericana, no responde a la intención de beneficiar a los pueblos y trabajadores de la región. ¡No!

No se trata de eso. Es un re-direccionamiento táctico que les sirve tanto a ella (la GBL) como al gran imperio para defender sus intereses corporativo-capitalistas que se encuentran amenazados por el avance de los pueblos en su proceso de conquistar soberanía y autodeterminación. Es evidente que los pueblos y los trabajadores, en la medida en que han saboreado pequeñas partes del poder, están dispuestos a exigir y avanzar hacia caminos alternos de mayor profundidad.

La muestra concreta – que marca la virada, el desvío, frente a la política tradicional de los EE.UU. – está relacionado con la política contra las drogas. Desde hacía varios años, ex-gobernantes de la región como los ex-presidentes Zedillo de México, Cardozo de Brasil y Gaviria de Colombia, habían planteado la necesidad de replantear la política contra el narcotráfico que los EE.UU. impusieron en la región desde los años 80s del siglo XX.

Ahora, ya no se trata de ex-gobernantes. Santos planteó la necesidad de revisar dicha política ante la CELAC en Cancún, y ahora, con acompañamiento del presidente de Guatemala, ha concertado con México y otros países centroamericanos la presentación de una metodología para llevar a cabo dicha revisión. El gobierno estadounidense ante la contundencia de los hechos – fracaso de su política de “guerra contra las drogas” –, ha aceptado a regañadientes tal iniciativa.

Otro tema álgido para los EE.UU., es la aceptación de Cuba dentro de la Comunidad Americana de Naciones. Se va a debatir y aprobar que no habrá nuevas cumbres sin la participación de la isla. Es muy seguro que sea una condición de los países del ALBA para asistir a la Cumbre y que a pesar de la molestia de Washington sea parte de la declaración final de la misma.

¿Una nueva oleada de revoluciones democráticas y nacionalistas?

En el año 2012 se realizarán elecciones presidenciales en dos países claves de la región que ya muestran que los pueblos latinoamericanos van a seguir por la senda de las transformaciones democráticas y nacionalistas. México en julio y Venezuela en octubre.

De ganar Andrés Manuel López Obrador en México y Hugo Chávez en Venezuela, como ya lo dejan ver todas las tendencias electorales, se estaría inaugurando una nueva oleada de revoluciones pacíficas nacionalistas en América Latina. Sería la segunda oleada después de los procesos abiertos por Venezuela en 1.999 y continuados por Brasil, Argentina, Ecuador, Bolivia, Surinam, Uruguay, Paraguay, Honduras (frustrada por el golpe militar) y El Salvador.

Sería una continuación de lo que se inició tímidamente en Perú con el triunfo de Humala. No es mucho pero es un paso importante. Éste 2° ciclo democrático ha sido pre-anunciado por los movimientos estudiantiles de Chile y de Colombia, y los alzamientos en muchas regiones del continente contra las explotaciones mineras a manos de transnacionales extranjeras.

Así los gobiernos sólo puedan hacer transformaciones parciales a nivel interno, todo configura un cuadro regional negativo para la política de los EE.UU. Esa nueva etapa va a reforzar los procesos revolucionarios que han usado la forma institucional-electoral para acceder a una parte del poder – vía gobiernos democrático-nacionalistas – y se van a constituir en un factor de avance cualitativo de la integración latinoamericana.

Esa es la razón que ha llevado a la Gran Burguesía Latinoamericana (“trans-nacionalizada”) a notificarle al imperio estadounidense que su liderazgo y hegemonía política absoluta en la OEA ha llegado a su fin y que – al igual que ella (la GBL) – debe tomar nota de las nuevas realidades regionales para defender de una manera diferente sus intereses.

No es un rompimiento; es un replanteamiento

Es importante tener en cuenta que a pesar de que existe una oligarquía plutocrática global, que así los grandes capitalistas estén estrechamente entrelazados y concertados, no es menos cierto que en momentos de crisis, sus intereses se diferencian y bifurcan. Sobre todo en su comportamiento político concreto en cada país, región y hasta continente. Y por ello mismo es nuestro deber aprovechar hasta la más mínima fisura. En eso consiste la política.

Implica entender la Ley del Desarrollo Desigual y Combinado, que es ley general de la vida. Ella hoy podría decirnos que existe un sistema mundo-capitalista pero que en su interior conviven bloques de poder diferentes y que en la medida en que la crisis se haga más profunda, esas contradicciones producirán – inevitablemente – grietas y fisuras que se deben explotar.

Hoy la metrópoli está en crisis económica y política. Si no fuera así no tendrían que invertir tanto dinero en guerras reales y mediáticas. La oligarquía latinoamericana – a pesar de que comparte los intereses de la metrópoli imperialista – está viviendo una bonanza en lo económico (básicamente por el aumento de los precios de las materias primas y la avalancha de inversiones que llegan del mundo desarrollado en crisis), pero tiene grandes amenazas en lo político por los avances revolucionarios de los pueblos y de los trabajadores.

Por ello es importante entender las diferencias al interior de la oligarquía regional. Una cosa es el actuar de la oligarquía venezolana frente a Chávez y otra el de la brasileña frente a Lula. ¿Cómo se explica? Por un lado la oligarquía anti-chavista es fácilmente manejada por Washington, no así en el caso de Brasil. Por otro, Lula no es Chávez, ni son procesos idénticos. En Colombia, así Santos sea neoliberal como Uribe, ha dado un viraje, no para solucionarle los problemas al pueblo, sino para seguir defendiendo sus intereses con nuevas estrategias y métodos. No entender ello sería gravísimo, ya que responderíamos de igual manera a una táctica diferente.

Pero además, lo que nos debe interesar no sólo son nuestros propios pueblos. El pueblo estadounidense y canadiense – que también se ha empezado a movilizar – necesita también de nuestra atención. A ellos – a sus mayorías engañadas – hay que hacerles saber que en América Latina existen pueblos y gobernantes capaces, inteligentes, honestos, que quieren la paz y la justicia social, y que lo que sus propios gobiernos tratan de vender sobre nosotros es absolutamente falso. Y es por ello que hay que jugar en todos los escenarios, sin temor, sin complejos, sabiendo que las mayorías de nuestras sociedades están tras esos objetivos.

Nota: Para Obama habría sido mejor aplazar la Cumbre. No sabemos que consecuencias tendrá éste medroso deslinde de las burguesías latinoamericanas a nivel interno de los EE.UU. Sobre todo porque se da en plena campaña electoral. Él va a tratar de pasar de agache dándole mayor importancia a los tratados bilaterales con diversos países y con su discurso “democrático” (demagógico) de estar dispuesto a arreglar los problemas con los países de Sudamérica que se han mostrado “rebeldes” (Venezuela, Ecuador y Bolivia).

jueves, 15 de marzo de 2012

“COGERLE LA CAÑA” A SANTOS

“COGERLE LA CAÑA” A SANTOS

Popayán, 15 de marzo de 2012

En reciente artículo[1] planteamos la hipótesis de que la Gran Burguesía Latinoamericana (“trans-nacionalizada”) ha iniciado – en cabeza del presidente colombiano Juan Manuel Santos –, un proceso calculado, tímido pero sostenido, de distanciamiento de algunas políticas del gobierno de los EE.UU. Tal hipótesis se basa en las siguientes razones:

1. Los EE.UU. ya no son el único referente de inversión y de comercio. Los países del BRICS y la UE, así como China, India y demás países del pacífico-oriental, se han convertido en una alternativa real, que aunque no reemplazan el mercado norteamericano si lo complementan y diversifican en medio de la competencia creciente.

2. La hegemonía política de Washington se ha debilitado y tiene un alto desprestigio entre la población de la región. Su liderazgo ya no es un punto de apoyo.

3. La integración del bloque latinoamericano se ha convertido en una alternativa cierta para las burguesías de la región. Ahora aspiran a actuar concertadamente frente a un mundo multipolar y en transformación.

A estas razones se agregan algunos aspectos de coyuntura que le permiten a la burguesía “criolla” de América Latina actuar con mayor soltura frente al gobierno de Obama. Son:

a) La contienda electoral tiene amarrado a Obama – “caminando sobre huevos” – frente a la mayoría de temas sensibles: la política frente a Cuba; la política de drogas, violencia e inmigración; el “libre comercio” y la protección del trabajador norteamericano; y otras de carácter interno que tienen que ver con la región.

b) La visión de la burguesía latinoamericana sobre EE.UU. ha cambiado en forma marcada. Tanto la pérdida de hegemonía política como los efectos de la crisis económica le han mermado su credibilidad. Hay señales evidentes: fuertes críticas contra el gobierno estadounidense por parte del presidente Calderón[2]; el llamado de Santos en la última cumbre de UNASUR a proteger colectivamente las reservas internacionales de los países de la región frente al debilitamiento del dólar[3]; la petición de discutir una nueva política antidrogas que presentó Santos ante la CELAC, y que ahora ha reiterado presentar en la próxima Cumbre de las Américas.[4]

c) El modelo neoliberal ha entrado en franca decadencia en el mundo. Así en Europa se recurra a paquetes de ajuste fiscal para efectuar el supuesto salvamento de las economías (bancos) de los países en quiebra como Grecia, Italia, España y Portugal, dicha política no es aceptada por la sociedad latinoamericana, tras comprobarse su impacto negativo. Por eso el nuevo modelo de intervención estatal ha cogido fuerza. Hasta la derecha venezolana habla de capitalismo social, de un modelo parecido al brasileño, y hace a un lado – parcial y demagógicamente – al neoliberalismo a fin de ganarse a la opinión pública y poder competir “con decencia” en octubre frente al presidente Chávez.

En definitiva, la Gran Burguesía Latinoamericana está tomando tímida y paulatinamente las banderas “independentistas” para poder sobreaguar el momento político en la región.

¿Cuál debe ser nuestra actitud?

En Colombia la mayoría de la izquierda no sabe que hacer frente al distanciamiento que existe entre Uribe y Santos. La frase del senador Robledo del Polo Democrático Alternativo “Santos es Uribe III” hasta ahora es el planteamiento dominante.[5]

Es cierto que en lo interno, el cambio de postura de Santos frente a Uribe es muy relativo. La médula de la política neoliberal uribista se ha mantenido y profundizado. Los TLCs con EE.UU., UE, Corea del Sur y ahora con Israel, van a toda marcha; la reprimarización de la economía y las gabelas para las transnacionales en todas las áreas de la producción, son la constante. Sólo se hacen amagues en la política de reparación de víctimas, restitución de tierras a los desplazados y lucha contra la corrupción. Es más pose que verdad.

Sin embargo la imagen que proyecta hacia la población es la de un “burgués progresista” que está dispuesto a usar la “llave de la negociación con la insurgencia” siempre y cuando ésta ofrezca verdaderas demostraciones de querer la reconciliación y la paz.[6]

Pareciera que la actitud de “oposición a ultranza” no se correspondiera con la posición política – más flexible e inteligente – que muestran los gobiernos de Venezuela y Ecuador, que a pesar de conocer la naturaleza de la oligarquía colombiana reconocen que ha habido un viraje importante frente a la política pro-gringa y ultra-derechista de Uribe.

En próximos días el PDA se va a reunir en un Foro Ideológico. Éste será un tema central a debatir. ¿Cómo desenmascarar a Santos y su paquete “progresista” que pretende ocultar la profundización del modelo neoliberal en Colombia? ¿Cómo ayudar a las democracias nacionalistas latinoamericanas a enfrentar a una Gran Burguesía Trans-nacionalizada que está en proceso de unificación para liderar la integración regional y desplazar de la vanguardia-dirección a los gobiernos verdaderamente independentistas y nacionalistas?

La industrialización de nuevo tipo y la economía de equivalencias

Los trabajadores y pueblos de la región, representados por los gobiernos nacionalistas y por los partidos y movimientos de izquierda, no tienen otro camino que “cogerle la caña” a la Gran Burguesía Latinoamericana.

Además de comprometerlos en la búsqueda de la Paz Mundial, de responsabilidad con una política ecológica que detenga los acelerados cambios climáticos que sufre la tierra, de lucha estructural contra el hambre planetaria, a nivel regional se debe plantear una alianza para reconstruir la economía de la región sobre la base de una industrialización de nuevo tipo, que nos permita procesar y transformar las materias primas que actualmente exportamos sin procesar al mundo híper-industrializado, y a reorientar todas las políticas de integración hacia un modelo que garantice el intercambio de productos en términos de equivalencia[7], buscando la consolidación de una economía que se oponga al modelo depredador de la economía financiera especulativa que ha llevado a la sin salida al mundo contemporáneo del siglo XXI.

Sólo si a nivel regional latinoamericano y en cada país, los trabajadores y los pueblos presentamos con unidad y con fuerza, alternativas de integración visibles, viables y posibles que sean una alternativa al modelo imperante, podremos – con autoridad – convertirnos en alternativa cierta frente a una Burguesía Trans-nacionalizada que amaga con cambios mientras derrota los procesos de cambio, para seguir por lo mismo.

“Cogerle la caña a Santos” es poner a la Gran Burguesía Latinoamericana contra la pared. Es decirles, si quieren ser realmente independientes estamos en disposición de hablar, de concertar acuerdos y de avanzar por el camino de la verdadera autonomía. ¡Hay que medirles el aceite sin temor! ¡La vida y la historia están de nuestro lado!



[1] Ver: “La gran burguesía latinoamericana propone una tregua”: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=146120

[3] Ver: “Presidente de Colombia llama a Unasur a protegerse ante crisis económica mundial”: http://diario16.pe/noticia/9788-presidente-de-colombia-llama-a-unasur-a-protegerse-ante-crisis-econaomica-mundial

[4] Ver: Santos propone método para debatir legalización de drogas en Cumbre: http://www.eltiempo.com/politica/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-11344841.html

[5] Ver: "Es imposible que Santos aplique una sola de las políticas fundamentales del Polo": http://www.semana.com/politica/imposible-santos-aplique-sola-politicas-fundamentales-del-polo/142017-3.aspx

[6] Desde la intervención en la posesión presidencial Santos ha dicho que tiene esa disposición.

[7] Una economía de equivalencias es una economía de valores fundada en el valor del trabajo, y no en las leyes de la oferta y la demanda. Este valor del trabajo se mediría por el tiempo de trabajo socialmente necesario que está contenido en un determinado producto o servicio. Ver: El socialismo del siglo XXI. La economía de equivalencias: http://www.rebelion.org/hemeroteca/dieterich/040418juberias.htm