domingo, 29 de abril de 2018

Caña y ganado, economías insostenibles para el Valle del Cauca

Douglas Laing, ingeniero agrónomo australiano
Agencia de Noticias Univalle

¿Catastrofista?  No, realista. Así se mostró frente al futuro del Valle del Cauca el ingeniero agrónomo australiano Douglas Laing, quien trabajó en el  Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), de Palmira, entre 1974 y 1993.
Laing, agrónomo de la Universidad de Queensland (Australia) y Ph.D, en Climatología Agrícola y Fisiología de Cultivos de la Universidad Estatal de Iowa (EE.UU.), dictó la semana pasada, en el marco del espacio las “Charlas de los Viernes” que organiza la Facultad de Ciencias Sociales y Económicas de la Universidad del Valle, su conferencia: “El futuro colectivo en el valle geográfico del río Cauca. Proyecciones al 2065: sostenibilidad agrícola, ambiental, económica y social”.
Desde su llegada a Cali, Laing ha mostrado interés en la situación de las cuencas y ecosistemas de la región. Ante un auditorio de estudiantes e investigadores, el agrónomo australiano habló de la importancia para la región de pensar el futuro de la región en términos de sostenibilidad agrícola y ambiental.
Para Laing, lo más importante fue advertir, a través de sus análisis, sobre las dificultades que deberá afrontar esta región del país sino se aceleran los cambios en la forma de explotar la tierra en el valle geográfico del río Cauca por parte de ganaderos y cañicultores.
“El gran problema del valle geográfico en el  futuro –advirtió el especialista durante su conferencia– es que los cañeros están acabando con el último reservorio de agua subterránea de la región, que es irremplazable”.
Según Laing, el sector cañicultor del Valle está recurriendo, para el riego de la caña, al agua fósil  ubicada entre 200 y 500 metros de profundidad.
“Es un agua de gran calidad, costosísima de bombear, con más de 20 mil años de edad y no recargable en nuestro tiempo; que podría resultar vital para el futuro de la región, especialmente en tiempos de cambio climático, con eventos de El Niño cada vez más fuertes y frecuentes”.
Según información suministrada por el Instituto Cinara de la Universidad del Valle, el 88% del agua que se utilizó, en 2008, para el riego de la caña en el Valle del Cauca fue extraída de las Unidades A y C, siendo la Unidad A agua superficial y la C la más profunda. La intermedia (Unidad B) es tierra arcillosa, sin acuíferas importantes.
Citando a la CVC, Laing sostuvo que “las  aguas de la Unidad C son preciosas para nuestro futuro”, pero en realidad las aguas de la Unidad A (~50 años de edad)  y C (~20 mil años) son bombeadas al mismo tiempo por medio de pozos profundos de hasta 450 metros de profundidad.
“Están secando el agua preciosa que seguro vamos a necesitar más adelante sin que se haga mayor cosa para evitarlo”, afirmó Laing.
“Con el cambio climático y el fenómeno de El  Niño cada vez más extremo, esa agua va a hacer mucha falta. La gente va a necesitarla para sus necesidades básicas  y no la va a tener de seguir explotándose como ahora”.  
De hecho, esta semana se conoció que, además de la Costa Atlántica, el Valle del Cauca y la región Pacífico serán los más golpeados en el país por el cambio climático. “Lo que está pasando en California (EE.UU.) es un fiel espejo de lo que podría ocurrirnos  aquí”, señaló Laing.
Pero el experto no se quedó en la crítica a las formas de explotación agrícola y propuso, como salida a una crisis futura por la falta del recurso, el desplazamiento a otras regiones del país de la caña de azúcar y la ganadería extensiva.
“Es una cosa que el Gobierno nacional tiene que poner en marcha mediante políticas, con el Ministerio de Agricultura a la cabeza”, dijo.  ¿Cómo? “Acabando con los soportes y nivelando los precios del azúcar y etanol carburante en Colombia con los precios mundiales”.
Además de la falta de agua a corto plazo, otro problema que enfrenta la cañicultura de la región es la competencia de Brasil, país que cuenta con más de 9 millones de hectáreas sembradas de caña, buena parte de ellas sin riego.
“Mientras en Brasil no requieren de riego, para los cañeros del Valle este rubro representa más del 50% de los costos de producción, lo que incluye la extracción del agua de los pozos profundos, lo que la hacen insostenible”.
Ante un expectante auditorio, Laind dijo que “los precios del azúcar producidos en la región no serán competitivos, especialmente por la competencia de la gigantesca industria de la caña brasileña”.
Para Laing es clave que el Valle del Cauca explore su vocación hortofrutícola. “Sería una jugada estratégica: 40 municipios, con su diferentes vocaciones, conectados a través de una magnífica malla vial existente, exportando frutas, pulpa de frutas y subproductos como flores exóticas y plantas ornamentales”.
Según el experto, hay muchas variables que juegan en contra de la caña: además de que cada vez es más cara producirla por el costo y la dificultad del agua, su demanda per cápita es cada vez menor por la percepción de los problemas de salud que acarrea su consumo.
“Desde el punto de vista social tampoco es mucho lo que aporta a la región”, dijo Laing, quien con cifras en la mano dijo que “el sector cañicultor solo genera en el Valle 35.053 empleos, con tendencia a la baja ante la cada vez mayor tecnificación del sector”.
“La caña debe desaparecer del valle geográfico del río Cauca durante los próximos 30 a 50 años para asegurar la capacidad productiva de la región”, señaló tajante.
Para ello, “será necesario implementar políticas de producción, incluyendo el sector minifundista, conectado en cadenas productivas con el mercado internacional y nacional de frutas y hortalizas, y probablemente arroz orgánico y flores exóticas, entre otros rubros apropiados”.
“Este es un clima maravilloso para la producción hortofrutícola”, enfatizó.
“La caña y el ganado –agregó– se pueden ir para los Llanos Orientales donde hay más de 6 millones de hectáreas aptas para los cultivos y el pastoreo de ganado”, reseñando la importancia de conectar, mediante vía transversal, a Puerto Carreño (Vichada) con Buenaventura (Valle).
“Es una pena que aparentemente el 80% de los contenedores que llegan al Puerto con mercancía procedente del resto del mundo, se regresen vacíos a sus sitios de origen”, dijo. “No puede ser que la región esté perdiendo esta oportunidad de exportar por falta de políticas claras”.
“Hay que preparar al valle geográfico para  reemplazar la producción de caña por cultivos más competitivos, y a la ganadería extensiva de sus laderas por bosques que nos aseguren la producción de agua”.
Sobre la ganadería extensiva, insistió en la necesidad de cobrar un impuesto duro por cada vaca que haya en los predios. “Es la única manera como se va a acabar con eso y a recuperar las tierras que hoy están erosionadas y por eso generando problemas en la parte plana durante el invierno”.
“Ni los ganaderos de las laderas ni los cañeros van a cambiar por altruismo”, señaló Laing. “Lo van a hacer por fuerza económica, y en eso el Estado colombiano puede llevar la delantera tomando decisiones políticas que le ofrezcan un mejor futuro a todos y no a unos pocos”.
“El futuro del Valle del Cauca son las frutas, las hortalizas, las legumbres, las flores. Y en la zona de ladera bosques naturales de protección y bosques comerciales, y cultivos como la  mora y otros en sistemas sostenibles con riego moderno de goteo”.
Sobre el manejo del agua, Laing reseñó la importancia de realizar algunos cambios en los estatutos y la organización de la CVC para hacer de ella una entidad más eficiente en la administración y protección del recurso de agua: “El agua será un asunto vital para la región cuando se vuelvan más drásticos los episodios de Los Niños”.
Por eso, se mostró partidario de imponer un impuesto al uso del agua con los que se puedan fortalecer las políticas de investigación en las universidades en este campo. “Hay que mejorar la imagen de la agricultura en las universidades. Crear un estímulo entre investigadores y técnicos”.
De hecho, hizo énfasis en la necesidad de que la región se especialice en cultivos libres de herbicidas y pesticidas. “El Valle debe procurar un mercado de productos verdes, libres de contaminantes, que son los más valorados en los mercados internacionales”.
“Necesitamos que, mediante políticas, se obligue a los cañeros a salir del valle geográfico del río Cauca. Eso sumado a la nueva fuente de riqueza –la horticultura– le permitirá generar muchos más empleos y bienestar social a toda su población, y frenar esa migración del campo a las grandes ciudades  por falta de trabajo en los pequeños municipios,  con las secuelas conocidas en las zonas urbanas”, concluyó.

sábado, 28 de abril de 2018

ESPERAR LO MEJOR PERO ESTAR PREPARADO PARA LO PEOR


Colombia: una coyuntura política que va más allá de lo electoral

Esperar lo mejor pero estar preparado para lo peor

Popayán, 28 de abril de 2018

“La realidad siempre supera la ficción”.

Después del 11 de marzo/2018 la campaña electoral que lidera Gustavo Petro, candidato de la Colombia Humana, ha tomado la delantera en Colombia. Suma preferencias, llega a nuevas audiencias y rompe los techos de resistencia que pronosticaban los medios. Aunque las encuestas lo ubican detrás de Duque –el que señaló Uribe– el ex alcalde de Bogotá es el candidato con mayor poder de convocatoria y el que aglutina las miradas y expectativas de la opinión pública.

En el último mes y medio ha llenado –una tras otra– numerosas plazas de ciudades intermedias y capitales de departamentos en una especie de “campaña admirable”; multitudinarias y festivas concentraciones ciudadanas muestran el entusiasmo desbordado de sus seguidores. Es el fenómeno político del momento. En los debates televisivos con otros aspirantes, ha mostrado su preparación académica, excelente capacidad comunicacional y gran consistencia conceptual. 

En las siguientes tesis intento demostrar que no estamos frente a cualquier evento electoral; hoy la situación de Colombia es inédita y algo especial. Lo que ocurre no se había visto desde las épocas de Gaitán y supera –por la facilidad de las comunicaciones actuales– lo realizado por otras figuras de izquierda. Muchos analistas y estudiosos empiezan a reconocer que estamos presenciando algo más que una simple y rutinaria sucesión presidencial. ¡Puede ser histórico!

Es la irrupción de un proceso social y político con raigambre popular que cuenta con un movimiento, un líder y una propuesta. Aglutina acumulados de décadas de resistencia al modelo de desarrollo imperante que por la interferencia del conflicto armado no se habían expresado plenamente; tiene un candidato con calidades excepcionales y experiencia demostrada; y un programa parcialmente construido en el gobierno de la capital de la república que en su área metropolitana aglutina a la quinta parte de la población colombiana (10 millones de personas).  

Petro y su gente enfrentan a la oligarquía más rancia, conservadora, experimentada y criminal de América Latina; arrodillada y servil a los intereses estadounidenses. Esa casta dominante ha logrado presentar ante el mundo su régimen político corrupto, excluyente e injusto, como si fuera un ejemplo de democracia. Petro aspira a gobernar uno de los países con mayor desigualdad del planeta, en medio de los esfuerzos por terminar una guerra de 70 años que fue –en verdad – una contrarreforma agraria violenta y armada que despojó de sus tierras y desplazó hacia centros urbanos a más de 6 millones de campesinos y habitantes rurales (indígenas, negros y mestizos).

Es un país que a pesar (¿o gracias a?) de la guerra y la presencia desde hace cuatro (4) décadas de la economía del narcotráfico (coca, marihuana, amapola) ha logrado convertirse en la 4ª economía de la región latinoamericana después de Brasil, México y Argentina. Allí, han surgido conglomerados financieros que se lucran de la situación estratégica del territorio, la expoliación de sus inmensas riquezas naturales, la sobre-explotación de sus habitantes y la canalización de recursos de la narco-economía, y con base en ello, han construido alianzas con empresas transnacionales que les garantizan importantes inversiones en América Latina, EE.UU. y Europa.

A esa realidad se enfrenta un pueblo que va reviviendo legados y reconstruyendo esperanzas; en ese empeño están gentes sencillas que se apoyan en ese valiente dirigente; en ese tremendo reto está involucrado un líder que se ha hecho en medio de las contingencias de un país que sueña con salir de las tinieblas; en esa tarea está empeñada una ciudadanía que quiere superar las actitudes y costumbres coloniales impuestas a la fuerza y con engaños por unas clases dominantes obtusas y excluyentes.  Y en el núcleo de ese movimiento están las nuevas generaciones que se niegan a soportar tanta calamidad e injusticia.    

Ideas para el análisis de coyuntura (hipótesis, tesis y propuestas)

1. El imperio estadounidense y la oligarquía colombiana –en este instante de la vida global, regional y nacional–  harán hasta lo imposible para impedir que Gustavo Petro sea el presidente de Colombia. Esta afirmación no se hace al estilo “neo-zapatista” (Sub-Comandante Galeano o Marcos, ver: https://bit.ly/2r6e26W) por cuanto no tiene la intención de desestimular el esfuerzo y el entusiasmo electoral que existe en Colombia. Al contrario, ¡hay que empujar con toda! 

2. México y Colombia son las cabezas principales del más brutal colonialismo heredado desde siglos atrás (Alianza del Pacífico); la llegada de políticos progresistas a los gobiernos de esos países atenta contra los intereses del Imperio, mucho más frente a la guerra geo-económica que hoy libra con China y Rusia y la situación conflictiva con América Latina, especialmente en Venezuela y Brasil. Un triunfo electoral alternativo en esos países puede generar un ambiente de positivismo popular y progresista en todo el continente que no le conviene para nada al establecimiento estadounidense. Pero también, para la oligarquía colombiana tal eventualidad es una verdadera pesadilla dado que tiene tras de sí una enorme cadena de crímenes (asesinatos, corrupción, podredumbre) que quiere ocultar y enterrar. Ellos saben que Petro no es un político manejable y están seguros que es un peligro para sus intereses como lo afirmó el escritor Mario Vargas Llosa, connotada figura de las derechas iberoamericanas (https://bit.ly/2GyNK4s). 

3. Antes que Petro empezara a crecer y a desencadenar la “ola” ciudadana y popular que está en desarrollo, el grueso de la casta dominante estaba convencida que al derrotar a las Farc, toda la izquierda y los sectores populares no iban a tener capacidad de reacción inmediata. Así, ellos parecían dispuestos a aceptar fórmulas de gobierno “moderadas” como las de Sergio Fajardo, aunque sospechaban (y temían) que un triunfo de él, a pesar de su “tibieza”, podría alentar en lo inmediato la aparición de nuevas fuerzas democráticas. Los ideólogos de las castas dominantes no previeron lo que hoy se está presentando pero tienen detrás asesores gringos (y a otros como J.J. Rendón) para diseñar estrategias “no convencionales” para este tipo de emergencias.

4. Hoy la situación es cualitativamente diferente. Lo que se puede dilucidar es que una buena parte del pueblo se había deslindado instintiva y espontáneamente de las Farc y en general de las guerrillas, y lo había hecho en contravía a las fuerzas de  izquierda. Por ello, la derrota del SI en el Plebiscito (02.10.2016), no fue asimilada por esos amplios sectores populares como una derrota sino como un triunfo de los escépticos y críticos de esa falsa paz. Tanto las “izquierdas” como las derechas leyeron mal esos resultados; en realidad lo que había por dentro, por debajo y subterráneo, era una justificada inconformidad y un rechazo a la demagogia pacifista de Santos, a la politiquería anti-pacifista de Uribe y al triunfalismo de las Farc y de la izquierda “fariana”. Ese inconformismo e indignación latente es la que se expresa y desencadena ahora y utiliza para ello la única “válvula de escape” que existe que es la candidatura y la campaña electoral de Petro.    

5. Hay varios hechos que nos llevan a pensar, a prefigurar, que se está preparando un nuevo acontecimiento –un complot criminal– como los llevados a cabo en 1948 y 1970. Un fraude electoral monumental no solo para impedir un gobierno de Petro sino, principalmente, para provocar una situación excepcional y tratar de liquidar el “proceso de cambio” que en Colombia recién está en sus inicios (a pesar de todas las experiencias y fuerzas populares y “revolucionarias” que existen pero que están dispersas y desorganizadas). El magnicidio del candidato también debe estar en esa agenda pero es posible que no lo consideren necesario en una primera instancia, aunque uno no sabe a qué atenerse con personajes como Uribe y Santos para los cuales un enemigo puede ser “un buen muerto” (https://bit.ly/2r6gqdF).

6. Creemos que esa maquinación está siendo diseñada para usar fuerzas mercenarias pero, también, para tratar de estimular y utilizar a algunas bases despistadas “farianas” y sectores del lumpen para generar caos, saqueos, incendios y muertes indiscriminadas. En ese libreto, detrás del  complot aparecerían las Farc que estarían “desesperadas”, un ELN y EPL “revitalizados”, y un gobierno venezolano enemigo. Incluso, es posible que involucren a supuestos “agentes rusos” que –de acuerdo a ese relato– estarían actuando en coordinación con las fuerzas de Petro. Es lo que han venido montando y orquestando en todo el mundo, incluyendo los EE.UU., y no es extraño que intenten hacerlo en Colombia. Todo puede suceder hasta que ocurre.

7. Los siguientes hechos que están en desarrollo son sustento de esa hipótesis: a) Descaradamente han violado los acuerdos y no les importa que los ex-combatientes de las Farc se regresen al monte (lo de Santrich hace parte de ese plan); b) No les interesa la pacificación del ELN, lo han dejado crecer militarmente como ocurre en Catatumbo, Chocó, Nariño y Cauca; c) Hicieron un experimento de cómo se pueden generar saqueos con el caso de las “súper-tiendas” que supuestamente eran propiedad de testaferros de las Farc (tuvieron que liberar a los dueños); d) Están deslegitimando a la JEP y a todas las Cortes Judiciales; e) Imponen la matriz de la existencia de una violencia generalizada y de una inseguridad sin control, como lo vemos en las fronteras, Medellín y numerosas ciudades y regiones; f) Todos los hechos y rumores que giran alrededor del Consejo Nacional Electoral CNE (entre ellos, las encuestas pagadas y manipuladas, la base ilegal de datos obtenida en las consultas electorales del 11 de marzo) apuntan a generar un clima de incertidumbre y desconfianza en la transparencia e idoneidad del órgano electoral (la verdad convertida en “posverdad” al servicio del complot para provocar reacciones intolerantes y masivas); g) Finalmente, la estigmatización de Gustavo Petro como un político “castro-chavista”, ahora con la ayuda de otros sectores políticos como los de la Coalición Colombia (y a veces, con la colaboración inconsciente del mismo candidato y de sus seguidores que en medio de su entusiasmo desmedido o desbordado les ayudan en ese propósito).

8. El triunfalismo de las Farc que las llevó a la situación actual es fruto también de oscuras manipulaciones. La infiltración de sus filas está saliendo a relucir actualmente (caso de Marlon Marín, sobrino de Iván Márquez). Una parte de los dirigentes y de sus mandos medios, con el argumento de impulsar la lucha civilista y electoral, se vienen acomodando al sistema y envían –tal vez sin querer– un mensaje negativo a sus bases. Los desmovilizados en las regiones, sometidos a los incumplimientos del gobierno se imaginan a sus dirigentes disfrutando de la gran vida y reaccionan negativamente ante ese hecho. La desbandada se generaliza y el gobierno la estimula. La minoría de los dirigentes, los más radicales e insatisfechos con los resultados del llamado “proceso de paz”, saben que cometieron muchos errores pero no saben qué hacer. Están frente a una trampa de dos cabezas: el acomodamiento o la muerte (o la cárcel, o volverse al monte, o la clandestinidad). Como dijo Márquez: “Hoy valemos huevo” para el establecimiento; después de la entrega de armas el Estado colombiano en su conjunto les ha incumplido en casi todo (https://bit.ly/2HqN8xp). “Han cumplido más las FARC que el gobierno” dijo Ingrid Betancurt (https://bit.ly/2vXJ1Yw). 

9. Ese triunfalismo también se nota en las filas de Petro. La mayoría de sus “dirigentes” creen ingenuamente –fruto del “cretinismo parlamentario” que se impuso desde 1991– que la oligarquía va a respetar su falsa democracia y no han asimilado los hechos de perfidia que denunció Jesús Santrich antes de ser encarcelado con pruebas prefabricadas por la DEA y violándole todos sus derechos jurídicos (https://bit.ly/2A6uhGW). Esos dirigentes no son conscientes de la gravedad de lo hecho con las Farc; no lo relacionan con lo que acaba de pasar con ex presidente Lula y Cristina Kirchner; menos lo identifican con los golpes de Estado que sufrieron los presidentes Manuel Zelaya en Honduras y Fernando Lugo en Paraguay en donde acaban de repetir un fraude; y ni siquiera están enterados de los intentos desestabilizadores contra Correa y Evo pero que no lograron coronar. Pero tampoco han evaluado en toda su dimensión lo que hicieron con el mismo Petro en la Alcaldía de Bogotá, que no fue poca cosa (persecución, destitución ilegal y guerra psicológica con Procurador a bordo, terrorismo mediático, acoso financiero, cerco y engaños del gobierno nacional, etc., etc.). ¿Para qué más evidencias?

10. Todo lo anterior ha estado traspasado por la campaña de desprestigio de la necesidad de una verdadera organización de los pueblos y de los trabajadores para lograr sus metas. Impusieron a nivel mundial la matriz ideológica de que el “partido leninista” es el germen del autoritarismo ortodoxo de izquierda y, con ello, han logrado hacer creer que no hay necesidad de organización, que la multitud espontáneamente va a lograr o hacer los cambios sin más que su voluntad. Claro, ellos, los poderosos capitalistas sí están organizados al más alto nivel, cuentan con inteligencia especializada (tanques de pensamiento, centros de planeación estratégica, clubes y núcleos de poder plutocrático), tienen mandos militares estrictamente coordinados, usan omnipotentes medios de comunicación, y lo principal, saben el valor que tiene estar organizados y preparados para la guerra. Saben qué es una guerra y que la lucha política es una verdadera guerra. 

11. La pregunta del millón es ¿Qué hacer? Si no se está preparado para enfrentar un complot de ese tamaño, si no se tiene claridad y si no existe aunque sea una mínima organización, se cae fácilmente en la trampa. Sin previsión la respuesta va a ser inducida. La principal tarea es ser consciente de esa posibilidad, tener presente la naturaleza de los enemigos, y por consiguiente, hacer todos los esfuerzos por desenmascarar y evitar la maquinación antes de que ocurra. El fraude electoral en Colombia es lo normal y rutinario como lo afirma Ariel Ávila en su última columna de la revista Semana titulada “Así se roban las elecciones en Colombia” (https://bit.ly/2HT6U8p). Para tratar de impedir el fraude y responder al reto hay que organizar una fortísima y especializada estructura electoral, en cada mesa y en cada rincón de Colombia y en el exterior. Pero para enfrentar la provocación, el complot para generar violencia e implicar a las fuerzas progresistas, hay que tener preparadas y listas unas  orientaciones prácticas para aislar los núcleos de violencia. Sólo con máxima disciplina, paciencia democrática, templanza ante la provocación, una vertical actitud civilista y un diseño comunicacional autónomo, se podrá hacer evidente el fraude y neutralizar el complot terrorista-golpista orquestado por el mismo establecimiento. Solo la conciencia de que ello puede ocurrir, como ya ha pasado antes, nos puede preparar masivamente para diseñar la estrategia correcta.  

12. Y no olvidar lo principal: El triunfalismo es resultado de no estar preparado para el triunfo o para la derrota. La confianza desmedida en las propias fuerzas y la insulsa subestimación de la capacidad del contrario, es una combinación letal que lleva al fracaso.
No podemos olvidar la historia. El pueblo colombiano está avanzando a pasos agigantados pero son los dirigentes los que debemos colocarnos a la altura de nuestras responsabilidades.

E-mail: ferdorado@gmail.com / Twitter: @ferdorado

jueves, 26 de abril de 2018

PETRO: ¿EL GALLITO DE ORO?


PETRO: ¿EL GALLITO DE ORO?

Popayán, 26 de abril de 2018

Gustavo Petro se está convirtiendo en el fenómeno político del momento. Era evidente que quien actuara como una especie de “outsider” (venido de afuera) se podría convertir en el candidato “anti-político”. Es el ideal que canaliza el sentimiento de la gente que apoya a quien represente el “anti-sistema”; no en el sentido anti-capitalista sino en el terreno de la anti-política.

Se pensaba que el imbatible en ese terreno iba a ser Fajardo porque representaba la moderación frente a la crispación que provocaba la falsa polarización entre un Uribe opuesto a la supuesta entrega del país a las Farc y un Santos que lo había traicionado para volverse “castro-chavista”.

Pero como si fuera un milagro, esa falsa polarización desapareció del escenario político nacional. Los errores cometidos por la dirigencia de esa organización insurgente los llevó a que hoy no sean ni el fantasma con el que el ex-presidente asustaba a creyentes y no-creyentes.

Fue resultado del triunfalismo de los dirigentes farianos. Pensaron que los iban a recibir como salvadores supremos y, en vez de ponerse a organizar a su gente con la que sufrieron por décadas de guerra, creyeron que podrían dedicarse a “hacer política” lejos de los problemas de la reincorporación. Y en medio de los incumplimientos del gobierno esa actitud fue interpretada como un desplante y hasta como deslealtad. No hay duda que vivían fuera de la realidad.  

Paralelamente Uribe intentó convertir a Petro en el reemplazo de las Farc pero no lo logró. Ya el ex–alcalde y candidato de la Colombia Humana había posicionado el cambio climático y la defensa de la naturaleza como su tema bandera y, además, el tema de la paz pasó a segundo plano. Pero igual, Petro hábilmente se deslindó de Maduro sin renegar de Chávez.

Si hubiera negado a Chávez habría dejado en el ambiente una idea equivocada que podía ser interpretada como oportunismo y acomodamiento. Es más, Petro ha consolidado un programa donde reivindica la vida y la justicia social sin asemejarse al modelo venezolano. Al contrario, quienes defienden la minería y el petróleo empiezan a ser identificados con el “madurismo”.

Por otro lado, el hecho de que Petro no tenga mayor poder parlamentario, que quiere ser presentado y utilizado por sus contradictores como una gran debilidad, para el común de la gente es algo positivo. A pesar que mucha gente votó por esos parlamentarios para asegurar o cumplir compromisos locales o regionales, a la vez, como para emparejar, quieren elegir a alguien que los controle desde la presidencia. Unas de cal y otras de arena.

Todo indica que una buena parte del pueblo colombiano por fin empieza a identificarse con alguien como él: “mestizo, bajito y "feíto", pero sagaz, fiero e inteligente”. Por primera vez desde la época de Gaitán alguien de los suyos, “venido de abajo”, se posiciona como un líder capaz de derrotar a la casta dominante tradicional. Y el miedo se transforma en esperanza.

Frente a la astucia y viveza de Uribe (muy colombiana pero “paisa”) apareció la sagacidad y fiereza (también muy colombiana pero “andino-costeña”) de Petro. En medio están un Duque y un Fajardo (ambos paisas) que compiten por parecerse a un café “descafeinado”, un Vargas (rolo) que quiere convertir sus coscorrones en regalitos de navidad y un De la Calle (manizalita) al que la “paloma” de la paz se la están extraditando. Y un Santos que ya nadie alumbra…!

Todo apunta a que un gallito fino proveniente de sencillos corrales ha llegado para imponerse sobre el “pollo” adiestrado de afán, el gallo fanfarrón y jactancioso de origen aristócrata y las demás gallinas acostumbradas a las buenas maneras. Un “gallito de Ciénaga de Oro” canta de plaza en plaza.

E-mail: ferdorado@gmail.com / Twitter: @ferdorado  

domingo, 22 de abril de 2018

¿CÓMO COMBINAR LA ACCIÓN “DESDE ABAJO” Y “POR ARRIBA”?


La encrucijada de los “gobiernos progresistas” de América Latina

¿CÓMO COMBINAR LA ACCIÓN “DESDE ABAJO” Y “POR ARRIBA”?

Popayán, 22 de abril de 2018

“Una tarea impuesta por la necesidad histórica será realizada con el individuo o contra él”.

Oswald Spengler  

Algunos gobernantes, dirigentes y analistas políticos de la cuerda de los gobiernos “progresistas” y/o de “izquierda” de América Latina tratan de negar, desconocer o minimizar el hecho de que los llamados “procesos de cambio” de nuestra región entraron desde hace varios años en una fase de declive, debilitamiento, retroceso o, incluso, de posibilidad de una derrota estratégica[1].

Los hechos lo comprueban. En vez de rechazar lo evidente, hay que identificar las causas y diseñar soluciones sobre todo ahora que en Colombia y México, los candidatos de movimientos democráticos como Gustavo Petro y Andrés Manuel López Obrador, tienen grandes posibilidades de ser elegidos a la Presidencia en sus respectivos países. ¡Es urgente aprender!     

Filosofía, ilusión, fantasía y realidad

Dice Slavoj Zizek en su texto primigenio “El sublime objeto de la ideología”:
“Hemos dado ahora un paso decisivo hacia adelante: hemos establecido una nueva manera de leer la fórmula de Marx, “ellos no lo saben, pero lo hacen”; la ilusión no está del lado del saber, está ya del lado de la realidad, de lo que la gente hace. Lo que ellos no saben es que su realidad social, su actividad, está guiada por una ilusión, por una inversión fetichista. Lo que ellos dejan de lado, lo que reconocen falsamente, no es la realidad, sino la ilusión que estructura su realidad, su actividad social real. Saben muy bien cómo son en realidad las cosas, pero aun así, hacen como si no lo supieran. La ilusión es, por lo tanto, doble: consiste en pasar por alto la ilusión que estructura nuestra relación efectiva y real con la realidad. Y esta ilusión inconsciente que se pasa por alto es lo que se puede denominar la fantasía ideológica.”[2]
Cito al filósofo esloveno porque es necesario reflexionar sobre nuestra propia mirada, sobre la validez de nuestros enfoques, que tal vez, no sean los que orientan nuestra acción sino que sirven para justificar esa acción. Recitemos con él una nueva fórmula: “Lo sabemos, pero lo hacemos”.

Es bueno precisar que esta reflexión se plantea no para desanimar a nadie sino para entusiasmar en forma diferente. Claro que hay que luchar por sacar de los gobiernos a corruptos y criminales para colocar allí gente, por lo menos, decente y con sensibilidad social. Pero sabemos que no basta. No es suficiente como lo comprueba la experiencia.

Seguimos entrampados con el problema del “poder”; trataremos de mostrarlo en este escrito. No avanzaremos con consistencia si seguimos actuando como si creyéramos en la omnipotencia de la ley y del Estado; como si creyéramos que el Presidente (cualquiera que sea) encarnara la voluntad del pueblo; como si creyéramos que gobierno es lo mismo que Poder.

Tenemos que caer en la cuenta que todo es cuestión de fuerza real; o sea, de relaciones de dominación o de emancipación; de poder efectivo de coerción para neutralizar a las fuerzas contrarias o de ausencia/debilidad de esas fuerzas. Y ese poder –parece paradójico decirlo– es algo simbólico que se materializa en fuerza organizada, aparato, “cosa”, burocracia y ejército, etc. Para quienes luchamos por la autodeterminación de los pueblos y la emancipación de los trabajadores, entender esa relación entre lo simbólico y lo “cosificado”, es muy importante. 

Si no construimos hegemonía de nuevo tipo basada en legitimidad social, política y cultural, estaremos condenados al fracaso; nuestra gestión al frente del “Estado heredado” en favor de los excluidos y marginados será flor de un día y llevaremos agua al molino del gran capital. ¿Cómo hacerlo? Ese es el punto cardinal en cuestión. Primero, veamos algo de la experiencia vivida; luego, abordaremos las posibles salidas o propuestas de solución aclarando que existen interesantes pistas, avances, teorías y prácticas que hay que revisar, revalorar y contextualizar.    

Hechos

En forma sintética detallo los hechos sin que el orden de presentación determine su importancia:

1.    Derrotas electorales nacionales y locales en diversos países y eventos eleccionarios[3].

2.   Golpes de Estado de diferente naturaleza contra gobernantes democráticos sin que el movimiento popular haya podido revertir sus efectos[4].

3.    La corrupción político-administrativa permeó a los gobiernos progresistas de la región[5]. 

4.  Divisiones importantes en la cúpula dirigente de los partidos o movimientos que lideran dichos procesos[6].

5.    Enorme debilitamiento del movimiento social que fue el soporte de los procesos de cambio[7].

6. No aplicación, parálisis, retroceso o debilitamiento de las políticas anti-neoliberales y sociales aprobadas en los programas de gobierno o en asambleas constituyentes[8].

7.   La integración regional está paralizada, en retroceso y en crisis[9].

8. Se han presentado diversas formas de deriva y tendencias autoritarias en algunos gobiernos progresistas y/o de izquierda[10].

9.   Franco estancamiento del debate y la producción teórica de los movimientos y partidos políticos “progresistas” y de izquierda[11].

Causas

He revisado numerosos estudios, análisis, artículos y opiniones que se han elaborado sobre el tema y agrupo los argumentos sobre las causas del declive o retroceso en estos rubros:

a.    Los que centran su argumentación en el poderío del enemigo imperial y de las oligarquías;

b.    Los que se concentran en los errores político-coyunturales cometidos;

c.    Los que identifican debilidades estructurales de nuestras sociedades;

d.   Los que ubican falencias ideológicas y políticas de la dirigencia de los procesos de cambio;

e.    Los que presentan un análisis de conjunto con énfasis en alguno de los factores.   

Es indudable que un fenómeno como el que estamos abordando es de una enorme complejidad y se requiere un análisis detallado y particular de cada experiencia y país, pero también es evidente que existen elementos comunes que pueden ser identificados para encontrar algunas guías y pistas para avanzar. Entre los elementos comunes resalto los siguientes:

i.   Todos nuestros países –en mayor o menor grado– tienen economías dependientes del poder financiero internacional, de la exportación de materias primas, y tienen bajos niveles de industrialización y de desarrollo tecnológico. La presencia y el poder de grandes transnacionales es determinante y los niveles de informalidad son apabullantes. Los Estados como estructura son –unos más que otros– burocráticos, ineficientes y endebles.

ii.    Todos los “procesos de cambio” que formalmente empezaron en 1999 (Venezuela) utilizan medios y herramientas institucionales para impulsar transformaciones en sus países y región.

iii.     Todos los programas políticos se han planteado superar o derrotar las políticas neoliberales.

iv.    El eje de las ejecuciones de los gobiernos “progresistas” y/o de izquierda se ha centrado en la mayor inversión social en programas de educación, salud, servicios públicos y vivienda.

v.       Todos los “procesos de cambio” colocaron como su principal actividad política la de administrar el aparato estatal a todos los niveles (nacional, departamental o estatal-regional, y local-municipal), consagrando a sus principales “cuadros” en esas labores.

vi.   En todos los “procesos de cambio” el nivel de organización de los partidos y/o movimientos políticos era relativamente precario. Eran partidos o movimientos nuevos, sumatoria de grupos y liderazgos diversos, sin cohesión interna, sin experiencia administrativa, sin una teoría consolidada y sin una formación ideológica y política unificada y consistente.

vii.  En todos estos procesos el papel del dirigente o líder principal ha sido determinante (Chávez, Lula, Correa, Kirchner, Evo). No se ha construido democracia interna, ni equipos cualificados con peso decisorio y división del trabajo, nunca se estimuló a las organizaciones sociales para que defiendan su autonomía y espíritu crítico y, no se promovió la organización de centros de pensamiento para influir en las decisiones gubernamentales.

viii.  En todas estas experiencias político-administrativas, los partidos de gobierno han utilizado las inversiones del Estado para lograr el apoyo electoral de la población. Esta situación fue forzada por el hecho de tener que disputar casi en forma permanente el control de los gobiernos frente a las fuerzas de derecha financiadas o apoyadas por las oligarquías y el imperio euro-estadounidense. Ese ha sido el comportamiento generalizado y es un factor determinante para el surgimiento de un nuevo tipo de clientelismo basado en el paternalismo asistencial. Para hacerlo se han utilizado subsidios de diversa clase (“auxilios monetarios condicionados” según la definición del BM) y ello se constituyó en una camisa de fuerza a la hora de priorizar la inversión social dedicándola principalmente a programas de gran impacto pero inmediatista (salud, educación, vivienda, infraestructura, etc.). Esa práctica se convirtió en un limitante fundamental para invertir recursos económicos importantes en la financiación de un verdadero y nuevo modelo de desarrollo productivo, que tuviera como base a los productores organizados de la Nación (pequeños, medianos y grandes). Incluso, las grandes inversiones hechas en los programas sociales, al tener que hacerse bajo el modelo existente (neoliberal), han terminado fortaleciendo, por un lado, a poderes burocráticos incrustados en el aparato estatal, y por el otro, a intermediarios, contratistas y capitalistas dueños de los medios de producción, de bancos y de empresas proveedoras de los materiales y servicios necesarios para sacar adelante esos programas y proyectos.

ix.   En todos estos procesos que se han desarrollado en Latinoamérica, el movimiento social y las organizaciones populares han sufrido enormes problemas de diversa naturaleza que los ha debilitado, dividido, cooptado, dispersado y hasta derrotado, en su relación con los “gobiernos del cambio”. Dichas experiencias deben ser estudiadas a fondo. Por un lado, el hecho de que muchos de sus dirigentes fueran integrantes de los partidos y movimientos políticos que accedieron al gobierno e instancias administrativas, los colocó inmediatamente ante el reto de participar en el gobierno en forma directa, perdiéndose el control de sus bases, o en permanecer al interior de sus organizaciones y jugar un papel desde allí, que también se ha intentado pero sin mayores resultados[12]. No obstante, esa decisión no resuelve el problema de la cooptación y el burocratismo que fácilmente se desencadena cuando los intereses y privilegios que ofrece el aparato estatal (“heredado”, que “no es el nuestro”) se hacen presentes en la vida cotidiana. Es, indudablemente, un problema que refleja la madurez o no de los movimientos sociales, que tienen que mantener su autonomía pero, a la vez, influir en las políticas y el comportamiento de los gobiernos que ellos mismos ayudaron a elegir. En ello hay mucho por aprender y se deberían promover encuentros para debatir a fondo estos temas a fin de contribuir a recuperar la iniciativa política en la región.

Problemas identificados                     

Es un hecho que las revoluciones y los procesos de cambio siempre nos van a coger con los “pantalones abajo”. Es inevitable que ello sea así porque las clases sociales oprimidas o “subalternas”, como dicen ahora, nunca van a poder estar completamente preparadas para esos cambios intempestivos que son muy difíciles de prever. No obstante, para intentar afrontar esa inexperiencia y los limitantes inherentes a los cambios reales, los dirigentes y organizaciones deben hacer esfuerzos por sistematizar los conocimientos adquiridos con base en las experiencias anteriores para orientar sus prácticas e intentar acertar y avanzar lo máximo posible. Allí juega un papel importante la teoría y la capacidad política para reaccionar a los nuevos retos.

Entre los problemas más importantes que se pueden identificar en esta especie de balance (o plan de balance) tenemos los siguientes:

1. Pareciera que, a pesar de todos los diagnósticos elaborados sobre el nivel de poder del capital financiero global, las intricadas relaciones e intereses de las oligarquías locales y globales, los grados de control sobre nuestras economías, sociedades y culturas, y otros aspectos relacionados con el poder real y los límites para incidir en esa realidad por parte de los Estados “nacionales”, al acceder a los “aparatos de Estado” no hubiéramos sido lo suficientemente conscientes de nuestra debilidad inmediata, pero a la vez, de la potencialidad de las fuerzas sociales y del momento. Ese desconocimiento nos llevó a idealizar el poder electoral representado en los gobiernos y a creer en la simple fuerza de la “Ley”, llevándonos a querer realizar cambios estructurales sin contar con una fuerza contundente y organizada de los trabajadores y de las comunidades en general. Mientras se contó con recursos de la bonanza de precios internacionales del petróleo, gas y otras materias primas se “avanzó” en algunos aspectos denominados como “la lucha contra la pobreza” usando los mismos criterios y parámetros del FMI y el BM, una supuesta “distribución de la riqueza social” (limitada al presupuesto estatal) y la ampliación de la cobertura de los “programas sociales”, pero no se construyó un verdadero movimiento de transformación estructural que involucrara a la población y a sus movimientos sociales.       

2.  No hemos podido combinar la acción “desde arriba” con el trabajo permanente “desde abajo”. En la totalidad de los “procesos de cambio” fue la acción institucional desde el “Estado heredado” lo que absorbió la mayor parte de nuestros esfuerzos y nos cooptó (y captó) totalmente, llevándonos a las actuales circunstancias de pérdida de iniciativa política; en otros casos, algunas organizaciones y sectores no se interesan en la acción “desde arriba” permitiéndole a toda clase de “trepadores” y burócratas monopolizar el aparato del Estado que es un poder –real y efectivo– que bloquea, obstaculiza, aísla y agota los esfuerzos “desde abajo”. Lograr una combinación de ambos espacios en donde “lo de abajo” tenga la suficiente coherencia y consistencia para determinar (o subordinar) “lo de arriba”, sería lo ideal. Pero ello implica tener claro un camino estratégico frente a la necesidad de construir Hegemonía Política y Cultural.

3.  No hemos logrado construir movimientos u organizaciones en donde existan diversos niveles de democracia y, a la vez, una capacidad real para actuar como colectivos. No hemos superado en la práctica, el eterno problema de combinar centralismo y democracia. Los liderazgos caudillistas se han impuesto y con su ímpetu arrollador (posiblemente bien intencionado) anulan la posibilidad de construir diversos niveles de trabajo y decisión, que a su vez, desarrollen prácticas absolutamente conectadas con organizaciones de base, movimientos sociales y amplias redes (flexibles pero reales) de la población. Ello requiere una teoría consistente sobre las democracias posibles como pueden ser: la representativa pero no burocrática (delegación limitada y sin privilegios); directa pero no democratera (asambleas, foros, consultas, etc.); ilustrada pero no tecnocrática (consejos de sabios y ancianos, equipos de expertos, etc.); deliberativa pero no demagógica;  plebiscitaria pero no al servicio de autoritarismos; y otras que son parte de la vida (“gobierno de los bienes comunes”).

4.  Estamos también en deuda en la comprensión de los fenómenos ideológicos producidos por la dinámica real de nuestras sociedades. La preponderancia de la economía crematística llevada a niveles superlativos, el consumismo obsesivo y desenfrenado, el control mediático del comportamiento de las personas, los cambios acelerados en la estructura de la sociedad y de las clases sociales, el surgimiento de una casta financiera global con características impersonales, la globalización capitalista neoliberal y los fenómenos de migración de diversos tipos, la lumpenización de los capitalistas y el fortalecimiento de las economías criminales, la crisis del socialismo del siglo XX y la incertidumbre sobre el futuro del planeta y de la humanidad, las tendencias cínicas en el mundo del pensamiento y la academia, pero también, la aparición de movimientos anti-globalización, ambientalistas, contra la discriminación de género, étnico o cultural, y diversas formas de resistencia “de los de abajo”, algunos de ellos muy fuertes y masivos a nivel planetario, y otros esporádicos y excepcionales (“indignados”, neo-zapatistas, etc.), dejan ver que al interior de la sociedad existen sectores que son conscientes de esos problemas y que están en la búsqueda de nuevos caminos. Se requiere una mirada local y, a la vez, regional y global de estas experiencias para poder incidir.     

La resolución de estos problemas y otros muchos requiere un trabajo sistemático, integral y colectivo en el terreno de la filosofía, la ciencia, la economía, la política y demás áreas relacionadas, en medio del trasegar y la lucha, no teoricista ni academicista, que a la vez nos permita a todos desarrollar un proceso de re-educación para enfrentar los retos inmediatos y del futuro. No implica renunciar a todo el bagaje teórico elaborado por anteriores pensadores y luchadores del mundo entero pero si nos exige un gran esfuerzo por generar nuevos conceptos y nuevas herramientas para poder responder a las nuevas condiciones que vive la sociedad humana del siglo XXI.

Sugerencias teóricas

Hace poco resalté el hecho de que el candidato a la presidencia de Colombia, Gustavo Petro, publicó un tuit donde mencionaba a los pensadores que les servían de base teórica y de inspiración para sus programas de gobierno. Entre otros, menciona a Nicholas Georgescu-Rogen, Jeremy Rifkin y Paul Mason. El primero, fue un importante pero no tan reconocido economista rumano-estadounidense que aportó las bases teóricas para relacionar en forma creativa la física (entropía) con la economía, dándole serios y consistentes fundamentos al pensamiento ecológico científico. En ello coincido con el candidato y, respetuosamente, sin desconocer a los teóricos revolucionarios clásicos y a importantes pensadores actuales con orientación y militancia de izquierda como David Harvey, Boaventura de Souza Santos y muchos otros, resalto el aporte de dichos estudiosos de la realidad del siglo XXI.   

El segundo autor, Rifkin, fue alumno de Georgescu y en la actualidad desarrolla un trabajo destacado en relación a la valoración de la actual revolución tecnológica (cibernética, comunicaciones digitales y energías limpias), el surgimiento de las economías colaborativas y el “prosumidor”, el impacto de la tendencia decreciente en los costos de producción en lo que él denomina el “eclipse del capitalismo”, y el papel que puede jugar el “pro-común colaborativo”[13] en el diseño de nuevas formas de auto-gobiernos paralelos al Estado existente. Rifkin es un prolífico escritor, conferencista, activista ecológico y asesor de gobiernos en todo el mundo.

El tercer pensador, Paul Mason, es un periodista británico de orientación marxista, estudioso de los procesos revolucionarios y socialistas del siglo XX. Autor del libro “Postcapitalismo”. Al igual que el anterior autor, nos presenta el panorama a futuro sobre el hecho de que la humanidad tendrá que lidiar con un proceso en donde la lucha entre el capitalismo y el “post-capitalismo” será de largo plazo, en donde el Estado y nuevas formas de poder ciudadano y comunitario podrán jugar un papel regulador (de presión) sobre las fuerzas sociales y económicas dominantes, por un lado, para luchar por evitar cataclismos ambientales, nucleares, epidemias o catástrofes globales de gran impacto y de desconocidas naturalezas, y por el otro, para generar en medio de una “competencia entre sistemas”, nuevas relaciones de reciprocidad entre las personas a fin de construir un mundo más justo y vivible. El enorme desarrollo de las fuerzas productivas –como lo avizoró el teórico Carlos Marx hace 150 años– ha creado esas condiciones objetivas pero se requiere la acción organizada de los seres humanos para poder superar el imperio del capital.

Sé que en la actualidad es imposible que surja un Marx (un único y gran pensador) que desarrolle el pensamiento revolucionario y nos ofrezca una “guía para la acción” que nos ilumine el camino. Sin embargo, soy optimista frente al enorme desarrollo de la ciencia y del pensamiento teórico que recoge los numerosos y valiosos conocimientos de estudiosos de todo el mundo, de las diversas civilizaciones occidentales, orientales y amerindias, y de todas las épocas de la humanidad. Lo que me parece importante y resalto es que surjan “políticos” y dirigentes sociales que estudien y se apoyen en la teoría para gobernar y para orientar sus procesos de lucha social y política. Las nuevas generaciones tienen ante sí un legado de pensamiento y un inmenso patrimonio de luchas que les va a permitir avanzar sobre lo ya construido y superarnos en muchos sentidos en beneficio de la vida humana y no humana.

Pero, es indudable que frente a los retos actuales la tarea más importante es la construcción de conceptos y herramientas metodológicas totalmente nuevas. La revolución del pensamiento nunca ha sido más urgente y necesaria.

E-mail: ferdorado@gmail.com / Twitter: @ferdorado  




[1] Las derrotas políticas que acumulan las fuerzas progresistas de la región latinoamericana a manos de las oligarquías y el imperio (USA-EU) empiezan a constituirse en una masa crítica que crea condiciones para una derrota estratégica. Una intervención armada imperial tipo Libia o Siria se alcanza a visualizar en el horizonte, para nuestra desgracia.

[2] Zizek, Slavoj (1982). “El sublime objeto de la ideología”. p. 75

[3] En Venezuela, legislativas de 2015; en Argentina, presidenciales de 2015; en Bolivia, referendo de 2016; en Ecuador, locales de 2014; en Brasil, locales de 2016; en Chile y Perú las derechas recuperaron los gobiernos. 

[4] Golpes duros y blandos oficializados por bancadas parlamentarias de derechas: Paraguay, Honduras, Brasil. 

[5] Los casos más visibles y escandalosos son los de Brasil, Ecuador, Venezuela y Nicaragua pero en casi todos los países ese fenómeno corruptor se ha presentado a todo nivel.

[6] Los más visibles son los de Venezuela y Ecuador, pero en todos los procesos existen fisuras y resquebrajamientos. En Venezuela el gobierno del presidente Maduro ha enjuiciado y encarcelado a importantes dirigentes de la era Chávez, y otros ex-ministros y dirigentes son hoy sus opositores. En Ecuador el ex –presidente Correa es el más férreo opositor del actual presidente y sucesor Lenin Moreno. Alianza País, partido de gobierno está dividido.   

[7] Pérdida de autonomía, divisiones internas, cooptación, burocratismo, entre otros fenómenos.

[8] Después del auge de los precios de las materias primas (commodities y petróleo), todos los gobiernos en mayor o en menor grado tuvieron que retroceder en ese terreno. Unos más que otros. Además, se ha llegado a reprimir las protestas sociales como en Brasil, Bolivia, Ecuador y Venezuela.

[9] UNASUR no ha podido reemplazar al secretario general y 6 países ya solicitaron su retiro; MERCOSUR redujo su acción; la CELAC está semi-bloqueada frente a los diversos conflictos regionales; la OEA ha vuelto por sus fueros pro-imperiales e intervencionistas en manos de su actual secretario Luis Almagro; el ALBA y otros organismos de cooperación muestran debilidad y dependencia económica de Venezuela.

[10] Los casos más dramáticos son los de Venezuela y Ecuador, aunque se quieran justificar por los ataques del Imperio y las oligarquías reaccionarias y anti-democráticas. 

[11] El debate ideológico-político se ha debilitado. Solo en fases iniciales de los gobiernos se estimuló la crítica y la participación. Se ve reflejado en los medios de comunicación alternativos, algunos de los cuales han empezado a practicar la censura siguiendo el criterio de que “en época de ataque del enemigo, cualquier crítica es traición”.

[12] Este es uno de los temas más conflictivos que se han vivido con los “gobiernos del cambio”. Los más estudiados y referenciados son los de Bolivia (sindicatos mineros, fabriles, docentes, etc.) y los de Ecuador (organizaciones indígenas y sindicatos estatales), en donde no siempre la razón ha estado de parte de las organizaciones sociales. También los gobiernos han tenido que enfrentar espíritus y concepciones corporativistas y sectorizadas, dirigencias burocráticas y corruptas, interferencia de partidos políticos de derecha y de izquierda. En Venezuela ha sido todavía más difícil; el hecho de que las centrales sindicales estuvieran controladas por dirigentes patronales que colaboraron con el golpe de 2002 contra el gobierno bolivariano hizo que Chávez desde un principio no permitiera la más mínima autonomía del movimiento sindical.  

[13] Una importante estudiosa de lo que se denomina el “pro-común colaborativa” es la economista (qepd) Elinor Ostrom, premio Nobel de Economía 2008, autora del libro “El gobierno de los bienes comunes”.